lunes, diciembre 25, 2006

Saludo de fin de año

Bajamos la cuesta, la subimos, o andamos en la cima, ya sea de un monte, una planicie o una meseta. Sin importar donde quiera que estemos ahora, otro año ha transcurrido, con aparentemente la misma cantidad de tiempo para cada quien; y digo aparentemente, por que a pesar del democrático transcurrir de las horas, para unos los días pasan lentamente, sin mayores percances o cambios, y para otros, muchos días han sido un vertiginoso viaje en montaña rusa.

Muchos hemos enfrentado grandes pruebas este año, ya sea de paciencia, de tolerancia, de valentía, de lealtad, de perdón, de constancia, de voluntad, etc. Del tipo de pruebas de las que no se sale ileso sin haber aprendido algo, sin haber crecido al menos un poco. Dichas pruebas son las que miden nuestro temple y nos preparan para nuevos futuros, quizá por eso, sin desearlas, las terminamos buscando.

Por lo anterior felicito a aquellos que no tuvieron pruebas, por mantenerse estables; a los que las tuvieron y salieron airosos, por haber evolucionado; a los que fracasaron en ellas, por tener la oportunidad de pensar en los errores y aprender de ellos; y a los que aún no salen a flote de su montaña de excremento, por disfrutar de un aprendizaje permanente. A Todos les envío mis felicitaciones de fin de año, mis bendiciones y los más sinceros deseos de que su vida transcurra según deseen.




"No desesperes, ni siquiera por el hecho de que no desesperas. Cuando todo parece terminado, surgen nuevas fuerzas. Esto significa que vives."

lunes, diciembre 04, 2006

Capítulo II

Nuevamente retorno al lugar donde algunos de mis hijos medio-elaborados aguardan pacientemente por nuevos hermanos. La última ausencia fue mas larga que las anteriores, pero las mismas razones que nos alejan nos obligan a regresar. Por lo pronto deseo compartir con los transeúntes virtuales algunos pensamientos engendrados durante el último par de meses:
  • Vive una vida que merezca ser merecida.

  • ¿Para qué esperar por un futuro extraordinario, si se pude vivir un presente extraordinario?

  • Me dejo de importar lo que los demás pensaban de mi aspecto, cuando descubrí que quienes pensaban en ello, en realidad no piensan.

  • Podría no hacerlo, pero ¿por qué no hacerlo?

  • La satisfacción de un deseo nunca nos proporciona felicidad permanente, pero el deseo insatisfecho sí es causa de sufrimiento. El camino consiste en aprender a no desear.