"No tengas Miedo". Fueron las últimas palabras que escuchó de de su padre el protagonista de Apocalypto, instantes antes de verle perecer a manos de su asesino, con una inmensa tranquilidad en el rostro, y con la esperanza que su hijo entendiera su mensaje; un mensaje tan universal y tan simple que parece innecesario en una sociedad en la que aparentemente todos tenemos asegurada la supervivencia.
Extraño es sin embargo, que a pesar de haber "garantizado" la seguridad de techo, alimento y protección de los depredadores, insistamos en generar nuevos temores, tan artificiales como irreales (como el temor a la falta de dinero, a la inseguridad, a la soledad, los celos, a la vejez, a la muerte, a ser abandonados, a ciertos animales, etc.), que no sólo nos llevan a sentirnos impotentes por situaciones que no podemos controlar, si no que además enceguecen nuestro presente, distrayéndonos de él.
Extraño es sin embargo, que a pesar de haber "garantizado" la seguridad de techo, alimento y protección de los depredadores, insistamos en generar nuevos temores, tan artificiales como irreales (como el temor a la falta de dinero, a la inseguridad, a la soledad, los celos, a la vejez, a la muerte, a ser abandonados, a ciertos animales, etc.), que no sólo nos llevan a sentirnos impotentes por situaciones que no podemos controlar, si no que además enceguecen nuestro presente, distrayéndonos de él.
Concuerdo con quien dijo que "Todo temor oculta un deseo", en el sentido en que quien teme desea en su corazón que su temor se cumpla, pues así ve justificada su angustia; además al dejar aflorar el miedo, éste se convierte en un sentimiento opuesto a la fe, en la negación de la esperanza; en un demonio escondido en el fondo de nuestro subconsciente que se alimenta de nuestros malos pensamientos y que se ensancha con cada nuevo temor aspirando a poseernos por completo algún día, a la vez que trata de infectar a quienes nos rodean. Sin embargo no siempre tiene la guerra ganada, pues en el corazón de los humanos existe el valor; ese valor que nos permite arriesgarnos y tener sueños, el valor que nos permite dejarlo todo y viajar al otro lado del mundo sabiendo que todo va a estar bien, arriesgar todos los ahorros en una nueva empresa, darle libertad a los seres que amamos; el valor que nos permite sonreír cada mañana y vivir cada día aún sabiendo que podría ser el último, ese tipo de valor es el opuesto al miedo, el más cercano al amor.
“Si tus problemas tienen solución, no te preocupes; si tus problemas no tienen solución, no te preocupes”