lunes, diciembre 25, 2006

Saludo de fin de año

Bajamos la cuesta, la subimos, o andamos en la cima, ya sea de un monte, una planicie o una meseta. Sin importar donde quiera que estemos ahora, otro año ha transcurrido, con aparentemente la misma cantidad de tiempo para cada quien; y digo aparentemente, por que a pesar del democrático transcurrir de las horas, para unos los días pasan lentamente, sin mayores percances o cambios, y para otros, muchos días han sido un vertiginoso viaje en montaña rusa.

Muchos hemos enfrentado grandes pruebas este año, ya sea de paciencia, de tolerancia, de valentía, de lealtad, de perdón, de constancia, de voluntad, etc. Del tipo de pruebas de las que no se sale ileso sin haber aprendido algo, sin haber crecido al menos un poco. Dichas pruebas son las que miden nuestro temple y nos preparan para nuevos futuros, quizá por eso, sin desearlas, las terminamos buscando.

Por lo anterior felicito a aquellos que no tuvieron pruebas, por mantenerse estables; a los que las tuvieron y salieron airosos, por haber evolucionado; a los que fracasaron en ellas, por tener la oportunidad de pensar en los errores y aprender de ellos; y a los que aún no salen a flote de su montaña de excremento, por disfrutar de un aprendizaje permanente. A Todos les envío mis felicitaciones de fin de año, mis bendiciones y los más sinceros deseos de que su vida transcurra según deseen.




"No desesperes, ni siquiera por el hecho de que no desesperas. Cuando todo parece terminado, surgen nuevas fuerzas. Esto significa que vives."

lunes, diciembre 04, 2006

Capítulo II

Nuevamente retorno al lugar donde algunos de mis hijos medio-elaborados aguardan pacientemente por nuevos hermanos. La última ausencia fue mas larga que las anteriores, pero las mismas razones que nos alejan nos obligan a regresar. Por lo pronto deseo compartir con los transeúntes virtuales algunos pensamientos engendrados durante el último par de meses:
  • Vive una vida que merezca ser merecida.

  • ¿Para qué esperar por un futuro extraordinario, si se pude vivir un presente extraordinario?

  • Me dejo de importar lo que los demás pensaban de mi aspecto, cuando descubrí que quienes pensaban en ello, en realidad no piensan.

  • Podría no hacerlo, pero ¿por qué no hacerlo?

  • La satisfacción de un deseo nunca nos proporciona felicidad permanente, pero el deseo insatisfecho sí es causa de sufrimiento. El camino consiste en aprender a no desear.

jueves, octubre 12, 2006

Atesorar el tiempo

Aquellos que por alguna razón tuvieron la desgracia de terminar atrapados en el Holandés errante, el barco capitaneado por el terrible Davy Jones, debían elegir entre perecer de inmediato o convertirse en tripulantes-esclavos por cien años, mientras se transformaban lentamente en criaturas marinas que dedicaban su tiempo de ocio a apostar en un juego de dados la única posesión que tenían: El Tiempo, es decir el tiempo que les quedaba de esclavitud en el barco.

La aparente seguridad en la que permanecemos sumergidos nos hace creer que tenemos dinero, bienes, lujos y seres queridos, tanto como para confiar en ellos y hacer planes a largo plazo; pero de nada sirve tener posesiones si no contamos con el tiempo para disfrutarlas. Tener algo y no disfrutarlo es sólo atesorarlo. La experiencia nos enseña que de acuerdo a la forma como está constituído este universo, todo aquello que podemos tener se puede evaporar en cualquier momento; claro, también está la fe para esperar que no sea así, pero viéndolo objetivamente, no tenemos nada excepto lo que somos y el tiempo para disfrutarlo: un ser que se deteriora y un tiempo limitado.


Por eso es tan importante el presente, por eso es que la frase "vive intensamente" se pronuncia tanto; por que cada segundo que ocurre sin que nos demos cuenta es único e irrepetible. Cada instante de ira o de tristeza, cada tarde desperdiciada frente a un televisor sin que en nosotros surja la reflexión, cada vez que dejamos de ser conscientes de nuestra vida, es un trozo de existencia que se extingue. Por todo lo anterior, les invito a desarrollar una tarea: maximicemos los segundos de sentimientos positivos y minimicemos los de sentimientos negativos, tratemos de disfrutar el tiempo y no limitarnos simplemente a dejar que el universo fluya a nuestro alrededor. Seguro que lo vale.

jueves, octubre 05, 2006

Jóvenes extranjeros

La curiosidad me arrastraba desde hace unos días a volver a leer El extranjero, en parte por que releer un buen libro o repetir una película es como visitar viejos amigos que curiosamente envejecen tanto como uno, y también por que probablemente y de forma inconsciente el nombre de este blog se deba a dicho libro.

Aunque muy a mi pesar grandes partes de mi ser sienten como Mersault, en él identifiqué a todos aquellos adolescentes que viven con un sentimiento generalizado de desesperanza. Sin embargo, a pesar de comprender y aceptar la muerte como algo natural e inevitable, Mersault no desea morir, no por temor, si no por amor a la vida, pese a que su vida transcurra sin mayores significancias. En cambio se evidencia una tenue necesidad de autodestrucción en muchos jóvenes, sin importar nacionalidad, estrato social o cultural; no tienen la sensatez de Mersault, pero creen tenerla y pretenden ser demasido listos como para creer en lo que no conocen, lo cual es la enfermedad de occidente.

Mersault termina atrapado en el engranaje del sistema, al igual que todos nosotros, convirtiéndose en un símbolo de occidente y resultado del postmodernismo, pero con la sencillez de quien no se ha contaminado aún por el consumismo de nuestra civilización, aún cuando tiene la vista obtusa del pensamiento científico. Mientras tanto los medios arman maratones para adherirnos a los mismos engranajes, juzgando nuestra indiferencia, pero afianzándola, por que de ella depende su supervivencia.

miércoles, septiembre 13, 2006

La venganza del pollo

Despierto de madrugada entre el frío y la llovizna de la calle, debido a una sensación que no logro percibir. Enciendo las luces y casi escucho los pasos del sueño que huye raudo de la luz, dejandome insomne ante la noche madura, y es en ese instante cuando recuerdo el pollo broaster que compartímos la noche anterior en la casa de un amigo, el sabor del pollo, y un artículo reciente sobre el trato que le dan a los animales de consumo, el sufrimiento en su cautiverio, y mi compromiso de tratar de evitar el consumo de animales a menos que mi cuerpo me ruegue por proteína animal.

Casi añoro vivir en los tiempos en los que cada quien se procuraba su propio alimento, en los que se era nómada recolector y se vivía para el ocio y la contemplación de la vida. Tiempos quizá anteriores al descubrimiento del fuego que permitió cocinar la carne para hacerla más blanda, mejorar su sabor y convertirla parte de la dieta que nos transformó en la especie actual. Ahora no somos nómadas, somos tan sedentarios, que nisiquiera somos capaces de cazar nuestro propio alimento o recoger nuestras propias semillas; basta con hacer una llamada para que los alimentos lleguen a nuestro asiento sin necesidad de movernos. Somos los autores intelectuales de una masacre sin precedentes, de la cual casi nadie es consciente, aún teniendo la información. Tristemente para mejorar nuestra calidad de vida hemos de destrozar las de cientos de seres, y lo peor es que muchas personas nisiquiera alcanzan la felicidad en su diario vivir para hacer que la masacre valga la pena.

Alguna vez nos preguntamos ¿cuántos pollos commemos a lo largo de la vida, cuántas vacas, cuantos peces, cuántos cerdos? ¿Cuántas vidas se requieren para que un humano viva, y qué significado le damos a la nuestra? ¿Acaso es más digna que aquellas vidas que arrebatamos para subsistir, más feliz, o más libre de lo que hubiesen sido si tuvieran nuestra libertad? Quizá haciéndonos estas preguntas regularmente reconozcamos la inmensa responsabilidad de lo que significa comer carne, o optar como yo en reducir su consumo. El pollo ha cumplido su cometido.

jueves, septiembre 07, 2006

Receso

Tras más de seis meses de publicación semanal continua, finalmente varios sucesos se acumularon hasta limitar el tiempo de ocio a las horas de sueño, obligándome a dejar descansar esta bitácora por más de una semana. Es posible que mis visitantes habituales no hayan notado mi “corta” ausencia, pero yo si que lo he hecho; todos los días surgen nuevas ideas que me gustaría compartir, pero el filtro riguroso del tiempo me obliga a priorizarlas, atiborrándolas en mi inmensa lista de cosas por hacer, lo que me comprometería a vivir muchas decenas de años si no fuera por que finalmente descubrí que es más importante sentir que hacer. Sin embargo y a pesar de mi hedonismo, tengo corazón de ingeniero, casi que por encima del de artista, de forma tal que tengo la necesidad de construir para ser feliz; lo que incluye, la construcción de puentes con palabras que permitan acortar las distancias entre nuestras individualidades.

Muchas ideas seguro se quedarán sin compartir; otras en cambio ya habrán hastiado a aquellos con quienes comparto mis historias. Por lo pronto seguiré con mi compromiso de mejorar mis habilidades, de buscar la libertad al expresarme, de generar conciencia o de afianzarla, de mostrar mi repudio hacia la insensatez de occidente y de entregar honesta y gustosamente algo de mí a quien el azar traiga a esta playa. Sólo eso es cuanto pretendo.

viernes, agosto 25, 2006

Sobre las reglas

Entre los casetes y DVDs que dormitan en mi diminuta videoteca se encuentran dos de mis películas favoritas, cuyos títulos son similares pero distantes: Una vida sin reglas y Las reglas de la vida. Dichos títulos (y de hecho las películas) recuerdan que en muchos aspectos vivimos en una maratónica carrera hacia ninguna parte, pero con un miedo constante a no quedar rezagados, a no ser excluidos, a no ser aceptados aún cuando desconozcamos la razón por la cual estamos corriendo. Al parecer muchos conciben la vida con un único fin: Obedecer.

Estamos condenados a seguir los lineamientos que han definido las instituciones, la cultura, la religión, la familia, etc. Pero ¿hasta que punto cuestionamos las reglas que nos rigen? ¿Que pasa cuando los principios que han de garantizar nuestra libertad la cohíben? ¿Cuánto necesitamos de la sociedad, incluso del estado, y cuanto les damos nosotros para que se mantengan? Son sólo preguntas al aire que cada quien responderá en sus adentros. Me limito a decir que no es que obedecer nos haga felices, lo que ocurre es que no obedecer nos hace infelices; y si bien es necesario definir normas de convivencia para construír una comunidad, dichas normas deben sentar sus bases en al menos dos principios: Deben estar bien fundamentadas y deben garantizar la equidad. Quien sigue las reglas sin comprenderlas, es un esclavo del sistema.

sábado, agosto 19, 2006

El día después de la gripe

Mientras mi cuerpo se encarniza en la lucha silenciosa, y los leucocitos devoran el mal, pienso en el día después de la victoria, cuando el aire invadido de olores penetrará en mis pulmones sin obstáculos, mi sueño volverá a ser continuo y pesado, y al abrir la puerta de m casa en la mañana una explosión de destellos de luz iluminará mis retinas.
Aunque siempre agradezcamos por la salud, solo en la enfermedad recordamos lo significa no tenerla.

martes, agosto 08, 2006

La maldición de la memoria

Cada don viene acompañado de su lado negativo, quizá como complemento para equilibrar la ecuación de la vida, o bien para que el camino a la prefección no sea tan fácil. Por mi parte, pese tengo una débil memoria a corto plazo, su contraparte a largo plazo me sirve bien, pero también acarrea inconvenientes como:
  • No poder olvidar los sueños, planes o proyectos, aún cuanto tampoco los haya logrado realizar.
  • Ser el único que recuerda los secretos de los demás, aunque ellos los hayan olvidado.
  • Vivir en un presente permanente, pues el pasado siempre es reciente.
  • Mirar con nostalgia todos los instantes pasados como si hubiesen sido ayer.
  • No tener oportunidad de repetir errores.
  • Vivir en la soledad de recordar lo que ya nadie recuerda.
  • Ver crecer, mutar o enjevecer a todos los seres queridos, cuando nosostros seguimos siendo los mismos.
  • Tener presente la bitácora de vivencias compartidas con cada persona.
Ahora proyectemos estos inconvenientes por diez o quince años. ¿Acaso ello no justificaría mi excentricidad?. Si alguien sufre los mismos síntomas favor hacermelo saber; quizá logremos iniciar un club.

viernes, agosto 04, 2006

Sobre los riesgos del pasado

Cuando tenía 15 años conocí en una excursión a la mujer más bella que había visto hasta ese momento. Sus cabellos estaban formados de rizos dorados y sus ojos eran oscuros, le gustaban las excursiones y la naturaleza, y tenía una sonrisa encantadora que logró conquistarme con sus escasos catorce años. Ella representaba el ideal de lo que en aquella época era para mí una mujer, y quizá hubiésemos podido concretar algo, de no ser por tres inconvenientes: Ella desconocía lo que me inspiraba, sólo la vi dos veces y, yo ignoraba todo de ella excepto el barrio donde vivía, su nombre y el de su hermano. Confiado en el destino, aguardé por un tiempo su retorno a las reuniones de la defensa civil, pero no volvió; tampoco yo conocía lo suficiente a los que me pudiesen dar información sobre ella; así es que tratando de ayudar al azar, opté por la única alternativa viable que se me ocurría para encontrarla: Caminar cada atardecer que pudiera por las calles del barrio que ella habitaba, con la esperanza que la casualidad cruzara nuestros caminos.Pasaron los atardeceres de más de tres años y varias personas por mi vida, pero ella no apareció entre ellas; tuve que compartir mis primeras decepciones amorosas con el recuerdo triste del fantasma de una mujer que desconocía mi existencia. Del enamoramiento inicial había pasado a la idealización absoluta. Ya no recordaba su rostro, sus cabellos dorados, sus ojos y su sonrisa, y aún sabiendo que no existía, continué escribiendole un tiempo más, hasta una tarde melancólica en la que decidí no escribir más cartas, le agradecí por la persona en que me había ayudado a convertir y me despedí para siempre.

Aún hoy imagino como será ella, con una probable familia y con hijos; pero si las cosas hubiesen ocurrido de otra forma, no viviría el presente feliz que presencio, ni hubiese aprendido lecciones, como la paciencia, o el tratar de ser mejor para merecer a quien se quiere; mucho menos la lección más dura de aprender: No debemos contar con que habrá otra oportunidad. Quizá haya varias realidades paralelas, pero sólo somos conscientes de este presente, si de verdad queremos algo, hay que arriesgarnos ahora, de lo contrario, quizá nunca sabremos si lo hubiesemos conseguido.

jueves, julio 27, 2006

Sobre la búsqueda de culpables

Tras salir el trabajo, por el camino de pasto bañado por la lluvia matutina, árboles refrescados y olor a tierra húmeda que sigo para tomar el autobús que me conduce a mi casa, vino a mi memoria un suceso acontecido hace unos meses en el mismo trayecto: Tomé el autobús y desde el momento en que lo abordé percibí un olor a excremento humano que mi sensible olfato no pudo evitar reconocer; cuando avancé hacia la parte trasera del vehículo y me senté junto a una chica, noté que el olor era ahora más intenso, pero disimulé la incomodidad durante todo el trayecto, como solemos hacer en casos similares, y traté de evitar hacer suposiciones sobre cuál de todos los pasajeros era el origen del olor. Al bajar del vehículo, por curiosidad miré debajo de mi zapato para confirmar mi inocencia, y me encontré son una inmensa sorpresa olorosa que me hizo sonrojar cuando pensé en los pasajeros del bus que se alejaba.

Quizá se deba a nuestro egoísmo innato, pero situaciones similares pasan muchas veces al día, y es tan común culpar a los demás por las cosas que nos afectan negativamente, que muchas veces nos acostumbramos a no responsabilizarnos por nuestras faltas. Ocurre, por ejemplo, cuando culpamos a nuestra competencia de la reducción en ventas, debida en realidad a que no hemos hecho nada por mejorar el servicio; cuando culpamos a un mal docente de no habernos enseñado, pese a que era nuestra responsabilidad aprender por los medios que fuesen necesarios; cuando la policía nos infracciona justamente; incluso, cuando chocamos o tropezamos y pensamos que no hubiese sucedido de no haber cedido el paso a a alguien mas momentos antes. Desde que descubrí esa tendencia he tratado de pensar primero en mi responsabilidad antes de culpar a alguien más, sin embargo, en ocasiones estoy tan seguro de mí, que ni siquiera otorgo el beneficio de la duda a la inocencia de los demás, lo que me parece, si me perdonan la expresión, una cagada.

jueves, julio 20, 2006

Grito de independencia

A lo largo de la historia humana, mares de sangre se han derramado en tierras conquistadas, y posteriormente en tierras liberadas. Pueblos enteros se han exterminado, refundado y vueltos a exterminar. La lanza, la espada, el fusil y la bomba han sido los mecanismos para adquirir y recuperar, para imponer, defender y hacer respetar la vida, la tierra, la cultura, la ideología y la dignidad.

Es curioso que aún no aprendamos de los errores del pasado, y continuamente nos veamos inmersos en luchas sin sentido. En la defensa sus propios intereses muchas culturas pisotean a otras, como si el valor de una persona dependiera de la ubicación geográfica de sus nacimiento. Como si la acumulación de riqueza fuera el objetivo de estar vivo, y como si hubiésemos sido concebidos con el único fin de atesorar; atesorar dinero, tierras, electrodomésticos, autos, muebles, lujos, problemas, estrés...

Hoy recuerdo el grito de independencia de un país que cree ser libre cuando busca ser esclavo; de muchos países que creyendo ser los pilares de la libertad encarcelan a sus ciudadanos en un mundo irreal que los hace esclavos de su cultura, vendiéndoles una idea falsa de lo que es la felicidad. Hoy recuerdo a todos aquellos que se han mantenido libres pese a ser estigmatizados y no se han vendido a culturas más poderosas a pesar de la pluma y la espada. A todos ellos, aunque sus tierras hayan disminuido o desaparecido, aunque sigan siendo tratados como inferiores por la ignorancia de la civilización, aunque sigan siendo masacrados, aunque algunos de sus hijos ansíen occidentalizarse, y aunque casi no tengan fuerzas para resistir su extinción cultural, a todos ellos Feliz Independencia.

viernes, julio 14, 2006

martes, julio 11, 2006

La soledad del Saiyajin

En la contraportada del libro estaba plasmada la frase que aún no olvido del todo: "... un grito de angustia y advertencia a todos los seres que, desconociendo el origen de sus más intimas motivaciones, se ven inmersos en sus propias atrocidades." Palabras increíblemente adecuadas para un libro como el de Hesse, para una historia como la de Harry Haller, o para los que la hemos compartido como compañeros de viaje cuando descubrimos nuestro nexo oculto con él desde la infancia. Acaso todos hemos sentido la soledad al buscar la excelencia en uno o varios aspectos que nadie más entiende, de sentirnos únicos en el universo, sin la posibilidad de redención por no encontrar a alguien más de nuestra especie. La civilización nos ha aislado y estamos más solos que nunca, los adolescentes viven en una soledad desesperada y deprimente ante la incertidumbre de un mundo que no para de girar, sin embargo esa soledad transitoria se desvanecerá muy a su pesar cuando la cultura los absorva y se conviertan en otro ladrillo en el muro; si eso no ocurre, posiblemente llegue la soledad aún mayor de ser un individuo consciente.

Y aquella soledad ha de ser aún más inmensa en aquellos que tienen habilidades muy superiores a las de los demás, a los genios como Dalí, o Leonardo, cuando veían cosas aún inconcebibles para un habitante externo a sus mentes, o para Fourier, cuando expuso ante el público sus geniales series, o para la pequeña montaña de humanos sobre cuyas ideas se gestado la civilización.

«De vez en cuando, cuando estabas sólo, hubiera o no gente a tu alrededor, ¿no te sentías tan triste que hubieras podido llorar como si fueras el único de tu especie en el mundo?..¿nunca sentiste que echabas de menos a alguien a quien nunca habías conocido?"»

La soledad es también el resultado de la incomprensión de aquellos que queremos, y también, en mayor grado, de aquellos que nos quieren, pero también lo es del miedo a herir o ser heridos. Los lazos del cariño hieren nuestra libertad al no poder abrir nuestras alas para expresarnos sin ser juzgados. La única cura conocida para dicha soledad es el Amor, que es el pegamento de las almas, que nos ayuda a ver, que más allá de las barreras materiales que nos impiden compartir el mismo espacio, de las ideológicas que nos hacen ver el mundo de una manera distinta, somos Uno. Y mientras no sea un impedimento para ser felices, la soledad de sentirnos únicos ha de ser, más allá de un sentimiento negativo, un Don.


miércoles, junio 28, 2006

La ley del mínimo esfuerzo

Años atrás comencé a trabajar como desarrollador en una pequeña empresa de software. En esos momentos la ley del mínimo esfuerzo consistía en lo siguiente: Hacer las cosas bien desde el principio para no gastar energía corrigiéndolas, y evadir en lo posible responsabilidades innecesarias.

Hoy, exactamente Diez años después, estoy nuevamente en la misma empresa, pero el trabajo ya no es el mismo, yo ya no soy el mismo, y la consigna ha cambiado un poco: Hacer las cosas bien desde el principio para no gastar energía corrigiéndolas, y reparar los defectos en el sistema que amenacen su buen funcionamiento.

Inevitablemente el tiempo nos enseña a enfrentarnos al destino, a cambiar la indiferencia por coraje, y a recabar en las raíces de los árboles que nos soportan para retirar la maleza; y pese a que el trabajo nunca ha de ser el principal aspecto de la vida, sin lugar a dudas conforma el abono para crecer.

lunes, junio 19, 2006

Sobre la pareja ideal

Respecto a las características que ha de tener la pareja ideal, considero oportuno responder a Andrés en éste post.

Festividad

Un lento padecimiento me agobia, las noches a menudo se hacen largas, las plantas reverdecen más lento y las rosas se tornan de un color rojo intenso que hiere los ojos. Descubro en mi piel el aroma de alguien más y en mi sonrisa, una causa más para sonreír. Preparo un nuevo eslabón para mi tren construido con un solo vagón, y bajo las anclas de mi barca en el puerto en que he encallado. Ignoro cómo el torbellino de circunstancias me han traído hasta aquí. Acaso se ha desenredado un nudo más de la madeja de mi vida, o tal vez Cupido ha vuelto a visitarme para probar si soy digno de sus dones, y he pasado la prueba. Lo cierto es que a pesar de no estar preparado para este viaje, estoy dispuesto a embarcarme y arriesgarlo todo, a dejar mi egoísmo a un lado y apartar mi amada soledad para entregarme totalmente, pues la Princesa que me ha hecho digno de su corazón también lo es del mío. Ella todo lo vale.


miércoles, junio 14, 2006

Sobre las guerras el futuro

Considero que casi cualquier tipo de sectarismo es nocivo, ya sea político, religioso, deportivo, nacionalista, sexista, o cultural, ya que en la mayoría de los casos, no es el individuo quien escoge su “secta” conscientemente, es el azar quien lo lleva a ello, y en otras circunstancias hubiese escogido aquella por la que ahora siente oprobio. Esa la principal razón por la que no suelo ver deportes de competencia, pues desde mi punto de vista, el regionalismo no es una razón de peso para preferir un equipo sobre otro. Sin embargo tuve una visión mágica al presenciar por casualidad el inicio del partido del Mundial de Fútbol entre Corea y Togo, mientras los jugadores de ambos equipos se organizaron para cantar sus respectivos himnos nacionales antes de iniciar el partido. Durante ese breve espacio de tiempo compartí con los jugadores la nostalgia de sus tierras, de sus culturas, y sentí al presenciar los ojos rasgados de unos y la piel ébano de otros la emoción previa a la batalla que sintieron los guerreros antiguos. De repente los deportes de competencia se transformaron en una bella reminiscencia de guerras pasadas en tierras desconocidas, cuando los mejores guerreros de una tribu se enfrentaron a los de otra. Surgió una nueva esperanza al ver que es posible transformar las guerras en imágenes pacifistas.

viernes, junio 09, 2006

Sobre los símbolos culturales

Poco sentido tendría para un gato el ver a alguien sentado en un escritorio todo un día junto a un teléfono y un montón de papeles, pero como humanos reconocemos el valor de dicha actitud y el sentido de lo que representa. La mayoría (si no todos) de los actos humanos distintos a aquellos que manifiestan las necesidades básicas, han perdido la conexión con su finalidad, pues se convierten en eslabones pequeños de una cadena aún mayor que busca satisfacer un objetivo a largo plazo, que en últimas, continúa siendo la satisfacción de una necesidad básica. En el momento en el que surge la agricultura, ésta se convierte en un símbolo de la alimentación, pues aquél que desconozca el sentido de plantar semillas ignorará su finalidad; la elaboración de lanzas se convierte también en un símbolo para la caza, transformado más tarde en uno para la guerra.
Antes de nuestro triste divorcio con la naturaleza los elementos rituales de las culturas primitivas, desde la danza hasta los collares, tenían significados ahora incomprensibles para la ceguera de occidente, servían de canales místicos para contactar al Universo, para manifestar sentimientos, para lograr la comunión. El pensamiento occidental nos ha privado de aquella simbología nativa, pero nos regala constantemente una nueva, nuevos ritos aparecen constantemente y se generan también nuevos significados. Pero al parecer casi nadie parece interesado en cuestionar lo que esta cultura nos ofrece, como si todos aquellos productos culturales fueran benéficos por el simple hecho de ser promocionados. Se escoge la posición teológica como se escoge un equipo de fútbol, como se escoge la ideología política a seguir, como se escoge un paquete de papas fritas en el supermercado. Como si fuese necesario escoger o adherirse a un sistema de valores o creencias, cuando en realidad estamos en la capacidad de generar los propios.

Aquellos que trabajamos en la producción de tecnología dedicamos mucho tiempo para que nuestros usuarios gasten menos tiempo en el desarrollo de sus actividades, pero todo termina siendo tergiversado por la cultura, y el tiempo que debiera dedicarse a mejorar la calidad de vida se destina a ser más productivo, a seguir engordando la barriga insensata de la cultura, que corre como un caballo descabritado que desconoce su destino. Mientras tanto la humanidad va montada en este tren confiando en el camino que la cultura ha “escogido”, consumiendo todos sus productos, y generando prejuicios contra aquellos que no lo hacen. Tomando CocaCola si saber a ciencia cierta si es por que le gusta o por que es un producto estándar. ¿Cuántos significados hay en una reunión de amigos compartiendo un partido de fútbol frente al televisor, tomando gaseosa o cerveza y comiendo palomitas de maíz? De seguro hay más de un símbolo encubierto, como lo hay en cada actividad diaria, en cada frase que decimos. No necesitamos de tantos productos culturales transitorios para hallar el objetivo inicial. Reflexionar sobre la motivación de nuestros actos nos hará descubrir la riqueza que hay en ellos, la que hay en nosotros, lo que seguramente alejará la tendencia a ser influenciables, y por otra parte, nos ayudará a ser más felices.

miércoles, mayo 31, 2006

Seriedad

Tal y como decían las indicaciones, tomé el Manual del Mesías, pensé en mi pregunta, escogí una página al azar, izquierda o derecha y señalé el lugar. Olvidé la pregunta, pero la respuesta quedó retumbando en las ramificadas grutas de mi mente:

" Debes tomar tu muerte
con un poco de seriedad.
Las formas de vida menos avanzadas
no entienden generalmente que
marches riendo
al patíbulo y te menospreciaran
por loco ".

El eco de la respuesta aparece otra vez cuando, en ocasiones, una punzada intensa al lado derecho del centro del pecho me hace recordar la pregunta ineludible: ¿estoy muriendo?. En ese momento, no se escucha el gélido susurro de la muerte acudiendo a contestarme como en ¿Conoces a Joe Black?, pero todos conocemos la respuesta: . En cada respiro extinguimos un poco de vida, en cada latido, el corazón se desagarra un poco. Todos hemos de abandonar el sueño lúcido llamado vida, ya sea en unas horas o en setenta años. Pero cómo afrontar la muerte con seriedad, si mientras respiro sólo puedo ser serio cuando comparto mi espíritu (como en este lugar). Cómo tomar la humanidad en serio si su mundo entero es una ilusión risible e ingenua, y sus realidades son caricaturas de realidades pasadas, sólo que cada véz más alejadas de los significados originales, del significado de la Vida, no importa si vives en el primer mundo o en el “quinto infierno”. Y cómo no reirme de mí mismo, si no encuentro a mi alrededor un sólo humano consciente, consecuente u honesto.

Si Caronte ha decidido guiar su barca hacia mi orilla, cuando llegue no deseo estar haciendo algo que no quiera, pues a pesar de un indescifrable peso de ancianidad que sobrellevo desde la niñéz, no puedo evitar seguir sintiendo como niño, y por lo pronto, no veo otra forma de ver la existencia. Estoy tan maravillado con la consciencia de la vida, que perdido en mis juegos, me he olvidado de vivir los juegos humanos. O quizá aún no despierto del asombro de estar vivo.

" He aquí una prueba para verificar
si tu misión en la tierra ha concluido:
Si estás vivo, no ha concluido ".

lunes, mayo 29, 2006

Sobre las casualidades y los patrones

Últimamente la casualidad ha querido que varios mensajes me recuerden que tras la complejidad subyacente en el tejido de los hechos rutinarios, surgen eventualmente patrones que atisban un orden aparente, como si el diseño que estructura nuestros cuerpos y nuestras almas permita ver en ocasiones el código fuente del programa que nos genera. Como si en algunos casos se descubriera la inexistencia del tiempo, y el universo obedeciera a reglas determinísticas que se esconden detrás de códigos cifrados aguardando a ser descubiertos.


Tal vez se trate tan sólo de casualidades, tal vez hay tanta información flotando en el mundo que es inevitable que eventualmente aparezcan coincidencias, o tal vez hay un orden real que se descubre cuando se rasgan el tejido del tiempo o del espacio. Dejo esta reflexión en el aire a quien se atreva a buscar entre las casualidades imposibles, las relacionadas con tragedias políticas e incluso aquellas que, a manera de juego, relacionan la informática con el fin del mundo. Quiza sin notarlo se corra el riesgo que ocurra lo mismo que pasó en Macondo cuando fueron descifrados los pergaminos de Melquiades.

jueves, mayo 25, 2006

La ilusión de la democracia

Se aproxima el día en el que ríos de gentes se acercaran a las urnas de votación con un propósito que difícilmente puede ejercer un ser inconsciente: Elegir. Y a pesar de contar con el don y el derecho de la libertad, muchas personas sin darse cuenta cederán este derecho a algunos más poderosos, para quienes el individuo no es importante si no es para rendirles pleitesía, y para garantizar su subsistencia; me refiero a los medios de comunicación, no en vano llamados el cuarto poder.

Si el ciudadano no se capacita respecto a su deber, no se documenta en un número considerable de fuentes diversas, y no analiza con objetividad la información obtenida, está siendo manipulado. Lamentablemente los sistemas políticos, bajo su falsa apariencia de igualdad están hechos para favorecer a los más poderosos; así es como las campañas políticas tienen tanto acceso a los medios como el dinero lo permita, los canales privados de televisión y los diarios pueden favorecer a un candidato respecto a los demás, presentando en las noticias los aspectos positivos y ocultando los negativos, sin contar con el apoyo económico que prestan las grandes industrias a algunos partidos con el fin de mantener sus intereses, o la presentación de encuestas que influencian las decisiones de los más ignorantes. Todo esto quiere decir que en realidad la democracia no es gobierno del pueblo, es el gobierno del pueblo influenciado por los medios. No cualquiera llega al poder, sólo aquél que tenga la venia de los poderosos. De allí la importancia de votar a consciencia, si se tienen dudas, lo más responsable es un votar en blanco, por lo menos, mientras aparece un sistema político que valore las diferencias y que a la vez garantice equidad.

Recuerdo los días de colegio en los que elegíamos el representante estudiantil mediante voto público, que era anotado en el tablero frente a los nombres de los candidatos. Por mi apellido solía estar entre los últimos de la lista, y en una ocasión, tras votar por un compañero que contaba con un pequeño número de votos respecto al favorito, alguien cuestionó mi voto preguntándome por qué votaba por alguien que no iba a ganar. No recuerdo mi respuesta en ese instante, pero lo que me motiva a darla en este momento está inspirada por el mismo sentimiento que en aquella ocasión: Quizá no gane el candidato por el que vote, pero yo si gano al ejercer mi derecho a elegir sin ser influenciado.

domingo, mayo 21, 2006

Revaluación

Hay tres clases de almas,tres clases de plegarias:
"Soy un arco entre tus manos, Señor;"
"tiéndeme para que no me pudra."
"No me tiendas demasiado, Señor; me romperé."
"Tiéndeme lo que tú quieras, Señor. Qué mas da si me rompo."
Elige.
El torbellino de las ideas me dispersa y me arroja a mil lugares a la vez, el tiempo amigo y enemigo simultáneamente, condensa las experiencias y las alarga, y juega con los recuerdos filtrando sólo aquellos que me han aportado conocimiento o felicidad, mientras me recuerda que soy efímero y que debo aprovechar la velocidad con la que el manantial de pensamientos brota entre las fisuras de la corteza cerebral. En vano trato de acoplarme al cadencioso ritmo de la humanidad mientras mi mente se descabrita ante la presión de las situaciones absurdas, de los objetivos sin sentido, del conflicto de intereses de cuanto anhelo y de cuanto el mundo espera de mi. ¿Qué pasa cuando detrás de la máscara de aquello que deseamos se encuentra lo que ya tenemos, y la máscara resulta ser un ancla que nos frena impidiéndonos ser felices?, ¿Que pasa cuando nuestra amada libertad se ve encerrada por cumplir un objetivo a mediano plazo?

Hace unos años descubrí que invocamos los problemas cuando necesitamos aprender algo. sólo tiene problemas aquél que los necesita. Eso es algo que no he olvidado, sin embargo cuando creemos tener todo bajo control, nos permitimos ser seducidos por leves problemas, hasta que nos absorben, como quien nada junto a la playa y se adentra en el mar a medida que gana seguridad, pero ignora cuanto se ha alejado de la orilla hasta que el fondo es inalcanzable. Así me ha pasado, y los últimos tres años he hecho demasiados negocios malos, lo que implica problemas mundanos de los que he ganado bastante experiencia, costosamente pagada con la pérdida de la libertad al tener que pagar los compromisos económicos contraídos. Creí encontrar futuro en la Academia, cuando en realidad aprendo más por mi cuenta, sin presiones absurdas de terceros. Hago cuanto puedo por ayudar a mi familia, y con frustración descubro que la situación no cambia en absoluto, sus mundos son demasiado distantes, demasiado reales, demasido necesitados de conflictos. Así es como distraigo mis días desde hace varios meses, encadenado a un Cáucaso sin la posibilidad de liberarme, y con la voluntad agotada. Podría solucionarlo todo en poco tiempo si no fuera por un problema menor: no tengo disciplina y no sé como adquirirla; a pesar de contar con una inmensa red de amigos, a los cuales agradezco de corazón el cariño que me roban, me siento solo y termino decidiendo que pese al potencial que aún me queda, estaría mejor lejos de todo, como ermitaño en una caverna musgosa, rodeado de frutales a los cuales agradecer cada día el alimento, donde los problemas del mundo no me toquen, para no sentirme culpable por mi imposibilidad de lograr resolverlos.

viernes, mayo 19, 2006

Sobre la exclusión en la educación

Llevaba varios meses con una reflexión atragantada entre el conducto por el que fluyen los pensamientos, obstaculizando el flujo de las ideas recién nacidas, y de no ser por una conferencia a la que asistí recientemente, sobre el lugar de la humanidad en el universo y la importancia de la educación para el desarrollo científico, seguramente seguiría con ese pensamiento estancado, sin la intención de compartirlo. En dicha conferencia, entre muchas acertadas reflexiones, el físico Fabio Ballén recordaba cómo los demás animales nacen con toda la información necesaria para garantizar su supervivencia, así es como el perro nace perro, el gato nace gato, el ciervo nace ciervo, etc. Pero las crías humanas nacen inermes y sin conocimientos para sobrevivir; en palabras de Ballén, “nadie nace humano: Es la educación la que nos humaniza”. Es la educación la que distingue un cavernícola de hace 20.000 años de un artista, ingeniero, filósofo, e incluso, de un político.

Veo hacia atrás y me alegro de la inmensa fortuna que tuve al lograr obtener mi título de pregrado en una universidad pública, e imagino a todos los compañeros de todos los cursos de primaria y secundaria con los que compartí aulas escolares, y pienso en cuántos de ellos lograron tener para estas alturas un título profesional, adquirir una vocación que les dé frutos económicos satisfactorios o que por lo menos que les provea de una vida digna. Desearía que todos, aunque la realidad ha de ser otra: Estudiar en una universidad privada es es un lujo, de manera que las universidades públicas debieran suplir las necesidades de educación de la inmensa población que no accede a las privadas, sin embargo, el criterio de selección en una universidad pública es un examen de conocimientos; de los conocimientos que se aprenden en el colegio. Debido a la poca inversión estatal en plantas y en docencia, la calidad en la educación en la mayoría de los colegios públicos es inferior a la de los privados, que son más costosos; de manera que es menos probable que un exalumno de un colegio público acceda a una universidad pública, a que exalumno de un colegio privado lo logre, máxime cuando las crisis económicas han obligado a familias otrora pudientes a educar sus hijos en universidades publicas, lo que reduce el número de cupos para estudiantes de bajos recursos. También es posible tener acceso a becas, pero para ello se requiere ser un alumno excepcional, para lo cual la educación familiar ha de ser rica en valores y en información, características que no abundan en las familias más pobres, a menos que se sea un superdotado o un mártir. En conclusión: si no se tiene dinero para costear una educación de buena calidad, o no se tienen la características intelectuales necesarias para acceder a un buen colegio público, la educación superior en una universidad pública se convierte en una utopía; volviendo a las palabras de Fabio Ballén, si “es la educación la que nos humaniza” y la educación no se puede obtener sin dinero, entonces “el dinero nos hace humanos”.

La educación es un derecho, por lo que debiera ser gratuita para todos y de buena calidad, además quizá no haya otra forma de salir del subdesarrollo. Por otra parte, la ignorancia ha de ser una decisión, no una obligación, mientras eso no cambie, los más pobres estarán condenados a ser excluídos del conocimiento, y por ende, del poder.

martes, mayo 09, 2006

¿Qué es el amor?

Deslizandome entre algunos blogs que frecuento tratando de profundizar en el espíritu de sus autores, encontré una pregunta que me causó curiosidad:¿Qué es el amor? Traté de esbozar por escrito una definición y un momento después y surgió del algún rincón de la memoria el recuerdo de una noche de juerga en algún bar ahora extinto, el amargo sabor de la cerveza, la alegría de la compañía de un par de amigos y la ambientación musical de la canción de de Foreigner:



I wanna know what love is
I want you to show me
I wanna feel what love is
I know you can show me



Recordé también que en aquella época creía que el amor romántico era el sentimiento máximo, y añoraba encontrarlo en la princesa esperada destinada para mí; sentimiento similar al que expresa Christian, el personaje de Ewan McGregor al inicio de Moulin Rouge, antes de conocer a Satine. La lluvia del tiempo pasó y “mi absurda obsesión por el amor” se olvidó, al igual que las historias de princesas, y parte del mundo mítico en el que me encontraba sumergido.

Sólo hasta después de haber soltado las amarras del bote de la única mujer de la que me enamoré, para liberarla de mis afectos románticos, descubrí la razón por la que nunca me había ocurrido antes: El enamoramiento generalmente requiere el desconocimiento de la otra persona, y en mi caso siempre procuré conocer bien a las mujeres que me atraían, lo que anulaba la sorpresa y la magia que da el conocimiento mutuo; de manera que antes de Ella quice mucho, pero nunca me enamoré. También descubrí el hondo abismo que separa el enamoramiento del el Amor, aunque suelen confundirse. El enamoramiento es, como lo llamó un amigo, el “amor Walt Disney”, comercializado como un producto de primera necesidad, para tratar de hacer sentir desgraciados a aquellos que no lo adquieren, pero ese no es el Amor Real. Así es que, para evitar que los términos que utilizamos nos distancien en vez de acercarnos, compartiré a continuación lo que en mi argot significan tres palabras que en muchos casos se mencionan indistintamente:
  • El enamoramiento es aquél sentimiento involuntario, dirigido hacia la pareja y motivado por la química biológica, manifestado por el fuerte deseo de estar con la otra persona, por el reconocimiento de su aroma en un cuarto lleno de gente, por la contracción del tiempo compartido y la dilatación del tiempo ausentes, por el aumento de intensidad del color rojo en las flores y del azul en el cielo.
  • El Querer o el Cariño es el sentimiento voluntario de afecto, enfocado hacia la persona querida y que se manifiesta en la decisión de estar cerca a la otra persona, de afanarse por sus problemas, alegrarse por sus triunfos y de preferir con cierto egoísmo a las personas queridas sobre las demás.
  • El Amor es el sentimiento consciente de reconocerse en otro ser vivo, de desearle el bien y procurarlo aún por encima del propio sacrificio, que se manifiesta por la necesidad de compenetración y admiración por todo lo existente.
En conclusión: el cuerpo se enamora, la mente quiere y el alma ama; no mencionaré definiciones de otros estados asociados a las relaciones afectivas, como el deseo o la pasión (que fundamentan muchas relaciones), por que estan un poco distanciadas del concepto de amor expuesto, que además, posible es que entre en conflicto con otras definiciones, pero para eso también son los blogs. Los ejemplos se los dejo de tarea a quien logre desenmarañar mis ideas; sólo puedo decir, después de aclarar conceptos, que (aunque no con la fuerza que se merecen) Los Amo a Todos.

sábado, mayo 06, 2006

Sobre los hijos

Para algunos es un milagro, para otros es una reacción química producto del comportamiento emergente de millones de moléculas organizadas por una larga evolución, otros ven en ello la manifestación viva del Creador y algunos lo consideran el resultado inesperado de la ruptura del preservativo, del corrimiento de la regla, de la falla del dispositivo, del exceso de confianza en el destino. Cada quien decide lo que significa traer al mundo una nueva vida, aunque lo ideal sería que los niños no fueran fruto de un error en el itinerario de la cigüeña.

Durante de mi adolescencia, el dolor de un mundo atormentado por la humanidad me insinuaba que tener hijos no solamente era irresponsable, también era antiético. Ver la imágenes de guerras cercanas y lejanas, las profundas heridas en el planeta causadas por la humanidad y a los nuevos padres reiterando errores de los padres del pasado, ratificando así que la ignorancia es una enfermedad hereditaria, parecían razones suficientes para no considerar el tema. Desde entonces el mundo ha continuado desenrollandose en la madeja del tiempo y nuevos puntos de vista han aflorado en mi percepción de la vida; ahora reconozco la importancia de educar gente valiosa para el futuro y creo que está bien tener hijos cuando son una decisión consciente (aclaro que no estoy de acuerdo con el aborto, pero no abordaré el tema por el momento), lo que implica una inmensa responsabilidad de los padres que nunca se prepararon para serlo, si no desean que sus hijos reproduzcan sus errores y defectos.

Por mi parte no he buscado tener hijos por que no me siento digno de tenerlos, pues no he hecho nada por convertir este mundo en un lugar mejor. Hago lo posible por dar buen ejemplo a quienes me rodean, pero es como una gota de tinta lanzada al océano (es por eso, en parte, que sólo me relaciono con aquellos a quienes considero valiosos, por que los débiles siempre aprenderán lo peor de ti y los fuertes lo mejor), además el ejemplo no es suficiente, desearía sentirme más completo antes de delegarle a otro mi carga, sea esposa o hijo. Por otra parte tengo la certeza de la inmensa alegría que experimenta el universo cuando una nueva vida arriba al planeta, y sé que tener un hijo me haría muy feliz, pero también se que este no es el momento, cuando los hijos de mi cerebro son un racimo de proyectos incipientes que requieren de todo mi cuidado para ser libres. Quizá se me pase el tiempo jugando en soledad con mis utopias y descubra un día que mi egoísmo fue mas grande que el amor por la descendencia, o tal vez, por el contrario, llegue una criaturita que necesite de mí, y desde ese instante decida postergar indefinidamente cuanto ansío para dedicarle todo cuanto soy al Proyecto más Grande. Difícil conciliar entre ambos extremos.

jueves, mayo 04, 2006

Sobre Transmilenio

Durante dos días de lluvia y frío la industria del transporte público se detuvo en Bogotá como una última medida para negociar su inminente extinción, lo que obligó a sus usuarios a buscar medios alternativos para desplazarse a sus trabajos, desde camiones hasta taxis, a pie o en bicicleta. La primera noche la ciudad estaba tan desolada como una navidad o año nuevo y la segunda se supo la noticia del fin del paro y paulatinamente la ciudad se sumergió en el caos habitual.

El paro de buses me perjudicó como a los demás usuarios del transporte público (en menor grado, pues yo tomé taxi y ese es un lujo que muchos no se pueden permitir), y aunque no soy santo de devoción del sistema actual, tampoco estoy de acuerdo con Transmilenio, la solución que el estado está imponiendo, por las siguientes razones, (algunas de las cuales también adolece el sistema de buses actual):
Transmilenio es una empresa privada, por lo tanto uno de los objetivos fundamentales es obtener rentabilidad para sus socios, lo que significa que su calidad no mejorará a menos que su rentabilidad esté en riesgo. Si en las condiciones actuales la calidad de Transmilenio es deficiente, ¿Qué pasará cuando no exista competencia? Si fuese una empresa sin ánimo de lucro y sus socios no estuvieran tan ligados a la política del país, seguramente sería la solución ideal, pensaría más en los usuarios que en la rentabilidad, trataría de implementar vehículos más grandes, reduciría el costo de los pasajes, buscaría la alternativa más ecológica, costearía la malla vial y ubicarían rutas donde actualmente no las hay; lamentablemente la realidad es otra y el lucrativo negocio del transporte que ha ayudado a enriquecer algunas castas de políticos no es un pastel que alguien desee compartir.

Para muchos Transmilenio es indudablemente mejor que el sistema actual, muchos de ellos no tienen que utilizar el servicio todos los días y muchos de ellos mejoraron su calidad de vida reduciendo el tiempo de desplazamiento diario; pero para aquellos que no tenemos que desplazarnos grandes distancias, para los que la comodidad y el trato digno vale más que el tiempo, los que preferimos el transporte público al privado por motivos ecológicos, no es una solución; y pese a que el prontamente agonizante sistema de transporte actual no es del todo cómodo, no es del todo rápido, no está completamente regulado de acuerdo a las políticas ambientales y no nos trata con la dignidad adecuada, aún queda una alternativa: tenemos la libertad de elegir. Cuando sólo haya una empresa esa libertad desaparecerá.

viernes, abril 28, 2006

Negación

El recuerdo recurrente del Bhagavad-Gita diciéndome que debo actuar sin esperar recompensa, se mezcla con las imágenes de las obras que a diario construyo en mi trabajo y que aparecen de forma anónima en el computador de los usuarios. El deseo por lograr una obra perfecta en el menor tiempo posible, un mezcla de arte e ingeniería que me proporcione felicidad después de verla terminada, es uno de los pilares de mi realidad laboral, donde sólo yo conozco mis obras y pese a que habrá decenas de ojos prestos a juzgarlas, nadie las entenderá como yo. Por que mis obras son concebidas por un motivo, por que son necesarias y útiles, por todo esto doy lo mejor de mí en mi trabajo.

Pero hay otros ámbitos donde no voy a dar lo mejor, o mejor, no quiero hacerlo. No deseo desperdiciar mi tiempo haciendo tareas repetitivas de poco valor. No deseo dejar de dormir, ni de compartir una cerveza, ni de ir a cine por obtener lo que otra persona llamaría excelencia. No deseo sacrificarme para que otro decida que merezco un podio en los anales de la gloria, pues mi libertad es una de mis mayores prioridades y si he de parecer mediocre por no ser un mártir, pues que así sea, por que cuando de verdad considero que la entrega vale la pena, me comprometo hasta el fin, no por cumplir un requisito, más si por hacer algo digno de ser construido, y sólo yo se cuanto he aprendido a conciencia del camino que mis pasos han dejado atrás.

Toda esta parafernalia para enfrentar una realidad que no puedo evadir: Debo hacer los trabajos de la universidad.

jueves, abril 20, 2006

Sobre el ejemplo de los héroes

Hubo un tiempo tan, pero tan lejano de nuestra época, que hasta las arenas han olvidado cuando cruzaron el cuello del reloj; fue el tiempo en que grandes héroes poblaron las tierras, desafiando al mal y obrando portentos dignos de hijos de dioses y hombres, y que habrían de recordarse aún en nuestros días. Héroes forjados en las duras dificultades de su tiempo y destinados a sufrir su destino, para bien o para mal suyo o nuestro, que dejaron innumerables historias para ser recordadas, imitadas o temidas, y que sirvieron de ejemplo a generaciones de tribus o a pequeñas civilizaciones para educar a los más jóvenes y así enseñarles el funcionamiento del mundo, o para inspirar a maestros y guerreros y poétas para seguir la senda del destino incierto, sin tropezar o desfallecer.

Había una vez unos héroes salidos de mil lugares, cuya misión era proteger el universo. Héroes dotados de superpoderes que solo podrían salir de la imaginación de los humanos, y que vivían con la lucha constante entre su identidad secreta y su disfraz de héroes, llevando en una mano el la responsabilidad de proteger cuanto existe, y en la otra la soledad inherente a su destino.

Hace un tiempo comenzaron a aparecer hombres y mujeres privilegiados por el destino para realizar actividades dignas de admiración. Desde seres venidos de otros planetas, con cuerpos poderosos y mentes sin igual, hasta hombres corrientes con valores intachables e integridad de acero. Dichos seres dejaron su imágen en nosotros cuando aún no distinguíamos lo real de lo irreal, y aún hoy, inconscientemente desearíamos ser como ellos.

Aún no se sabe si fue una tarde gris o una mañana lluviosa, quizá fue un día en el que el cielo se eclipsó, y una nube proveniente del norte hizo llover estiércol sobre el mundo entero. De repente los sueños desaparecieron; los antiguos héroes se desperdigaron como hojas por el viento y de su ejemplo sólo quedó el triste recuerdo de instantes violentos. La popularidad se volvió mas importante que la vida, y los nuevos ídolos tomaron el control del mundo, enseñándole a las nuevas generaciones a encarar el destino para convertirse en un ejemplo de vida.

jueves, abril 13, 2006

Razonando el Cristianismo

Años atrás escribí en uno de mis cuadernos de anotaciones que aún no estaba “lo suficientemente evolucionado” para comprender los misterios del cristianismo. Mi visión del universo entero se ha transformado un poco desde entonces, se ha enriquecido con experiencias y saberes, y he concretado muchas cosas con una certeza que ha tranquilizado a mi razón; sin embargo aún sigo sin comprender el Misterio Cristiano, quizá sea por que aún no tengo suficiente sabiduría para comprender lo que para otros es tan evidente, o quizá enfoco mi entendimiento en la dirección equivocada y lo razono en demasía.
Aunque el catolicismo y la ciencia son productos de nuestra civilización, occidente nos ha enseñado a ver como cierto solamente aquello que es coherente con la razón, aquellas vivencias que experimentemos y que no coincidan con el funcionamiento determinista del universo, desde el punto de vista científico son asociadas muchas veces a malas interpretaciones de la realidad o a patologías extrañas. Pero es en el mundo interior del hombre donde ocurren todas las experiencias espirituales, no fuera de él, que es el terreno de la ciencia, lo que quiere decir que no se puede llegar a Dios por la vía actual de la ciencia. Posiblemente yo sufra de una severa enfermedad mental, que distorsione mi sentido de la realidad, pero en mi corazón siento en ocasiones el vivo contacto con el universo que se manifiesta en forma de gozo debido al Amor que me inspira estar vivo, y si es una enfermedad la que sufro, deseo seguirla padeciendo mientras viva y me encantaría que todas las personas la padecieran, por que antes mi mundo era completamente racional y mi relación con Dios era hipotética, basada en datos, no en sensaciones; ahora son dichas sensaciones las que me han llenado de certeza. Aclaro que no estoy imponiendo una posición, ni desvirtuando al ateísmo, si hay alguna verdad, esa será la que proporcione la mayor paz a su “portador”, aunque preferiría que el divorcio entre lo espiritual y lo material no fuera tan latente en nuestra civilización.

A pesar de mi visión del universo, sigo sin ver a Jesús como lo ven los cristianos; creo en Jesús como un gran Maestro, cuya sabiduría es prueba más que suficiente para considerarlo un enviado de Dios; los dogmas cristianos como la virginidad de María, la asunción, la ascensión, los Milagros de Jesús, o incluso, su propia Resurrección, me parecen irrelevantes, por que ya ha pasado demasiado tiempo para verificar su veracidad, y aún de ser ciertos no los consideraría prueba de que él sea el Hijo de Dios. Sin embargo aveces en algún momento de lucidez imagino a Jesús como el Mesías, como el Enviado de Dios destinado a un propósito sagrado desde su concepción, e imagino a todo el Universo concentrando todo su amor en un Ser que adoptó forma humana, con la única finalidad de expiar los pecados de generaciones de humanos ingenuos e inconscientes, permitiéndoles tener un canal de acceso espiritual al Infinito, entregándose en sacrificio como una ofrenda de amor. Ese pensamiento nos convierte a todos en seres inmanentemente espirituales, nos ubica en un lugar privilegiado en el Universo, frente al cual, toda la realidad que vivimos, todas nuestras decisiones, deseos y bienes se vuelven innecesarios. Pienso en ello y no puedo evitar estremecerme. Es demasiado bello para ser cierto, demasiado perfecto para creerlo.

lunes, abril 10, 2006

Sobre los vidrios rotos

Cuando en un inmueble (normalmente una casa o bodega abandonada) se rompe un vidrio de una ventana, y no se restituye rápidamente, no tardarán en aparecer rotos los demás; es lo que alguien denominó, la "Parábola de la ventana rota", (en economía hay otra parábola con el mismo nombre, pero es distinta).


Si alguien se molestó en darle un nombre a la tendencia que tienen los sistemas de intervención humana a desorganizarse, vale la pena buscar en cuales aspectos de nuestra vida nos encontramos con ventanas rotas, ventanas por romperse ó ventanas con los primeros vidrios fragmentados. Pensé en ello esporádicamente por algunos días, y noté que el desorden de mi cuarto se genera así, sin que lo note hasta que estoy nadando en un oceano de papeles, libros y revistas que obstruyen mi movilidad. Basta con dejar la primera muestra de desorden para que se replique por generación expontanea, o como un virus.


Con los pensamientos ocurre igual. Podemos estar tranquilos hasta que ocurre un detonador, una circunstancia que rompe nuestro delicado equilibrio; puede ser positiva o negativa, pero los sentimientos negativos suelen ser los más intensos. Hace falta sólo un empujón al torbellino de la ira para que nuestro cerebro completo esté dando vueltas alredor de un tema estéril, consumiendo nuestro tiempo y energía, generando en los rincones escondidos de la memoria rencores inútiles. También la tristeza y la depresión absorben toda nuestra potencialidad distrayéndonos de nuestro presente e incluso privándonos de nuestro aprendizaje. No está mal estar triste, pero sí lo está estar triste y no poder disfrutarlo.

La moraleja de la parábola es que hay que detectar los vidrios en el momento en que se rompen, si no antes, lo cual no es fácil, por que implica estar pendientes de todas las ventanas, todo el tiempo; para ello se requiere entrenamiento, que generará disciplina, y algo aún más importante: consciencia.

martes, abril 04, 2006

About a Foreigner's Journal

Con el objetivo de practicar la escritura en inglés, paulatinamente, mientras el tiempo lo permita iré traduciendo algunos de éstos escritos en la versión en inglés de mi bitácora: "A Foreigner's Journal". Agradezco a Andrés por las revisiones y lo recomiendo como traductor, dibujante, encuadernador o profesor de inglés.

domingo, abril 02, 2006

Sensibilización

La súbita reaparición de una efímera gripa que me afectó hace una semana redujo mi actividad y me regaló una excusa para no atender mis obligaciones este fin de semana; pero hay algo peor que el dolor en los huesos y la deshidratación por la nariz: la excesiva sensibilización que me produce el sentirme enfermo. Esta sensibilidad, similar a la que siento cuando duermo menos de cuatro horas y conservo los pies fríos todo el día, pero amplificada, me impide ver noticias sin hacerme sollozar, me llena de nostalgia durante las escenas sentimentales de las películas, y me convierte en un caracol sin su concha. Me desarma por completo. Como siempre, aquello que más nos afecta es la inconsciencia del mundo, en todas sus facetas: la ignorancia, crueldad, la irresponsabilidad, la absurda sed de poder.

Justamente ayer estuve en una conferencia de la artista Maria Teresa Hincapié, en la que se mostró muy conmovida por la destrucción de la naturaleza y la extinción de las culturas indígenas, y aunque de corazón comparto su tristeza, hay que tener en cuenta que todo aquello que conocemos es sólo la punta del iceberg. En todo el mundo todo el tiempo pasan cosas mucho más terribles de lo que los noticieros presentan, y si pienso en ello podría llorar toda la noche, pero como hoy no tengo armadura ante la impotencia sólo me queda un arma: La esperanza. La esperanza de saber que por cada cosa mala que ocurra, transcurren anónimamente infinidad de cosas buenas. La esperanza de poder sorprenderme ante la naturaleza y de tener cada instante algo por lo cual agradecer. La esperanza de saber que aún hay personas conscientes y que muchas de ellas quieren cambiar las cosas (ojalá quienes creen tener poder pensaran igual). La esperanza de saber que todos somos extranjeros en este lugar y que hemos venido en un viaje de aprendizaje, aunque sea dificil aprender a dejar las cosas como las encontramos, o mejor. Si lo importante no son las veces que caemos, sino las que nos levantamos, tengo la esperanza que la humanidad entera alguna vez se levante para ver la existencia desde una optica menos obtusa y más universal, y la certeza que "indudablemente el universo marcha como debiera".

sábado, marzo 25, 2006

Embriaguéz

L as calles nocturnas de la ciudad se han cuberto de brillos de oro y plata, y las gotas de lluvía que otrora fuesen lágrimas ahora son melodías de una sonata feliz. Quizá sea debido a que ayer me encontré con un amigo querido y bebimos la bedida de la cierva, a que las mujeres hoy están más radiantes, a que salí hace poco de una conferencia excelente que me recordó la voz hechizante de Penélope (que por cierto, ha dejado quieto su telar por un largo tiempo), a que he aprendido muchas cosas esta semana que me obligan a enfrentar dragones en tierras desconocidas, o a que esta mañana el aletear del jugueteo de dos aves me sorpendió cuando me deleitaba con el olor de un pino; desconozco el motivo exacto, pero hoy estoy ebrio de belleza como un lobo que agita su rabo al viento o un gato sonriente que se se refugia cerca al fuego; y aunque el mundo nos satura de momentos tristes, son los felices son que vale la pena alargar, por eso me arriesgo a compartirlos con quien por alguna razón aterrice en esta líneas.

No se si alguien lo haya notado, pero prefiero los hipervinculos a las transcripciones, pero hoy, para garantizar que el mensaje llegue, haré una excepción compartiendo una rima de Becquer:

¡Qué hermoso es ver el día
coronado de fuego levantarse,
y a su beso de lumbre
brillar las olas y encenderse el aire!

¡Qué hermoso es tras la lluvia
del triste otoño en la azulada tarde,
de las húmedas flores
el perfume beber hasta saciarse!

¡Qué hermoso es cuando en copos
la blanca nieve silenciosa cae,
de las inquietas llamas
ver las rojizas lenguas agitarse!

¡Qué hermoso es cuando hay sueño
dormir bien... y roncar como un sochantre...
y comer... y engordar... y qué desgracia
que esto solo no baste!

jueves, marzo 23, 2006

Sobre la verdad

La verdad os hará libres, versa el evangelio según San Juan, y fue precisamente la verdad el tema de de un ensayo que escribí con gran premura la semana pasada, a solicitud del docente de una de las asignaturas de la maestría (a quien pueda interesar, el ensayo se puede obtener aquí, aunque aclaro que no le dediqué el tiempo que merecía). Durante el debate de los escritos en la clase, no dejó de causarme curiosidad el enfoque religioso que le dieron algunos compañeros, pues era una asignatura de trasfondo científico y obviamente se trataba de la verdad científica, lo que me dió pie a hacer unas cortas reflexiones sobre lo que significa para mí la verdad en el sentido general de la palabra.

Defiendo mi concepto de verdad como ausencia de incertidumbre, de manera que la incertidumbre es aquél velo que evita que veamos algo tal y como es, y ello suscita la reflexión sobre lo que conocemos con certeza real y absoluta, sobre lo que podemos llamar verdadero. Por ejemplo "sabemos" que 1+1=2, pero ¿cómo asegurar que siempre será cierto?, el edificio de la ciencia se ha construído sobre esa premisa, aunque es posible (pero poco probable) que las reglas del universo cambien y de repente la unidad deje de serlo, tambien es posible que alguien descubra un nuevo sistema matemático en el que las cantidades no representen lo mismo que en el nuestro (recordé un ejemplo típico de sinergia: 2+3>5). Con lo anterior quiero sugerir que todo cuanto conocemos no es del todo verdadero, es suceptible a cambios y por lo tanto no es absoluto, pero obviamos ese pequeño detalle para no añadir complicaciones innecesarias a la vida. Vemos la luna en el cielo y creemos que que gira la rededor de la tierra porque así nos lo han dicho (y es bastante coherente, por cierto), pero no lo podemos demostrar, a menos que sea con artificios matemáticos; aún así la luna puede seguir siendo una ilusión, el cielo también, las demás personas, nuestro cuerpo, todo cuanto vemos y sólo hay una sola cosa real y demostrable: nuestra propia consciencia de la existencia. Todo lo demás es tan sólo probable, no hay pruebas que garanticen su autenticidad, sin embargo queremos creer que todo lo externo a nuestro pensamiento es real, nuestra naturaleza nos incita a ello.


Si lo único verdadero es nuestra consciencia, es una verdad subjetiva, no podemos demostrar la verdad de la consciencia de alguien más. Desconozco la obra de Descartes e ignoro como solucionó este dilema, pero por mi parte la solución fue descubierta en un lugar donde la razón no tiene sentido: en los abismos del espíritu. Sólo en el fondo de nuestro ser conocemos nuestro propósito real, pues todo aquello que vale la pena conocer ya lo sabemos, sólo debemos recordarlo. No hay libro, por sagrado que sea, mentor o sabio cuyo conocimiento tenga más validez que aquél que reposa en el corazón humano; Las religiones pueden guiarnos con sus lamparas, la ciencia puede medir las distancias, pero el camino es distinto para todos y ha de recorrerlo cada quien en soledad. Cuando la razón se haya acallado, la vida a través de las sensaciones comenzará a recitar cuanto es verdadero; entonces seremos libres.

viernes, marzo 17, 2006

Detonación y desensortijamiento

La modorra se evapora lentamente tras la lluvia de hechos que me han rodeado los últimos días, ahora es el momento del ansiado decenso de la montaña rusa, y preparado o no, es el momento de iniciar el nuevo ciclo. Ignoro el mecanismo de relojería que utiliza el destino para guiar cada una de nuestras acciones, pero en mi caso es la intensidad de las vivencias lo que marca el inicio de una nueva etapa, o la aproximación de un sentimiento muy fuerte

Hace unas semanas hablé de aquella nostalgia envolvente que se transformó en tristeza que se transformó en preocupación que se transformó en prisa que se transformó sin notarlo en el ultimo "cric-trac" de la cuerda del resorte del dispositivo mecánico que haría avanzar la maquinaria que soporta las acciones que definen las circuntancias de mi vida; y mientras hace veinte días no tenía otra preocupación que la nostalgia que compensaba durmiendo de once a nueve, a la vez que con una lentidud que me aterra en mí trataba de resolver en el trabajo un problema de mis preferidos por el grado de dificultad que implicaba y distraía el tiempo leyendo plácidamente Fight club de Chuck Palahniuk, ahora me encuentro escribiendo frente un monitor LCD que me fué entregado tras algunos inconvenientes como cambio de garantía de otro monitor que tenía un par de pixeles dañados y que adquirí esta semana con un crédito que solicité en el fondo de empleados de la empresa por que el monitor que me había acompañado los últimos siete años decidió exalar una mañana con un olor plástico quemado al momento de encenderlo con la intención de buscar en la página web de la universidad alguna razón por la cual no podía inscribir las asignaturas de la maestría cuyo recibo de pago me fué entregado apenas hace tres días tras muchos viajes en vano de ida y vuelta, lo que me obligó a agilizar los trámites de otro crédito para pagar el semestre y con el que por fín hoy logré cancelar en el banco tras otro par de problemas que afortunadamente se resolvieron sin trámites excesivos. Todo eso sin contar con la inmensa pérdida que tuvo mi familia y que no deja de ser traumática y que además de todo lo anterior ahora tengo que recobrar los conocimientos olvidados o no aprendidos sobre probabilidad, estadística, matemáticas especiales, algebra líneal, y teoría de autómatas en el menor tiempo posible. Que puedo decir, bienvenidos los cambios. Tomemos una cerveza y durmamos para aguardar las sorpresas que traerá mañana. C'est la vie.

martes, marzo 14, 2006

Sobre las relaciones virtuales - II

(Segunda Parte - Canales de Chat)
Es noche de martes, y la luna ilumina la noche pálida tras su eclipse. Un cansancio me cierra los ojos y dobla mi cuello, pero aún es muy temprano para recibir a Morfeo, así es que mientras preparo su bienvenida, terminaré con una idea inconclusa que aún no termino de descifrar, con la esperanza que mis manos al recorrer el duro teclado, se conviertan en el instrumento para forjar las frases adecuadas, las mismas frases que bajo la complicidad del anonimato conversan en la soledad con las amigas imaginarias que viven al otro lado del cable.

En un capítulo de Rayuela la Maga le dice a Horacio que él es un observador y que vé el mundo como si fuera una fotografía, o un cuadro en el museo, pero que no entra en él, no se compenetra; pues bien, Cortazar sabía que en ese sentido el mundo está lleno de Horacios. Yo soy uno de ellos (en ocasiones muy a mi pesar), y tengo la tendencia a parecer anónimo a menos que desee algo del medio que observo o que alguien necesite mi ayuda, pero eso está lejos de ocurrir en las salas de chat, a las que muy rara vez entro, y en las que me limito a observar la evolución de las conversaciones de los demás, lo cual puede parecer interesante y hasta divertido. Veo los infaltables insultos, las invitaciones constantes de un tipo que busca alguna chica lista que nunca le contesta (al menos en público) y la conversación usual de los parroquianos del chat. Quizá inconscientemente estoy buscando a alguien que me sorprenda, pero eso nunca ha ocurrido, de hecho, nunca hay nadie sorprendente, y si yo interactuara con los demás en un chat, yo no sería la excepción, por que ¿Qué se le pude decir a alguien cuya existencia es dudosa?.

Hitch decía algo así como que el 60% de la información que recibimos de alguien no es verbal, corresponde a los gestos y las actitudes, el 30% viene por la entonación, y sólo el 10% corresponde a las palabras. No me tomaré el trabajo de confirmar las palabras de Alex Hitchens, pero supongamos que sean ciertas y que mi recuerdo es al menos aproximado; ahora contextualicémoslo en una sala de chat: el 90% de la información que recibimos normalmente de la otra persona no está. Nisiquiera el tono o el timbre de la voz. No podemos confirmar que la otra persona es en realidad quien dice ser, aunque diga ser alguien conocido. Sin embargo la mayoría de las personas en un chat interactuán como si todos fueran de verdad (muchos desconocen incluso la presencia de bots), se enamoran o al menos aparentan hacerlo, se molestan, o se alegran. Mi hipótesis respecto al vacío de información, es que cada quien se la inventa, aunque no sea conciente de ello. Si ella dice que es una princesa, él decide creerlo, si él dice que que la quiere o que la ama, ella lo creerá, por que desea creerlo. Otra cosa son las relaciones audiovisuales, pues son más cercanas a la realidad, pero no voy a hablar de ellas en esta ocasión. Un factor común en todas las relaciones virtuales es que todo será perfecto hasta que el aburrimiento llegue como una nube negra que con su lluvia borre las débiles huellas de aquella relación, por lo menos en la mayoría de los casos.

Para terminar esta reflexión seguiré haciendo suposiciones respecto a la pregunta implícita: ¿Qué motiva las relaciones virtuales por chat? Han de ser muchas cosas, pero resalto dos en especial. Por una parte la curiosidad que proporciona vivir en la sociedad de la información, en donde podemos conocer y escoger potencialmente a millones de personas, a diferencia de un par de siglos atrás cuando las débiles carreteras apenas llevaban los correos y mucha gente moría sin haber salido de su pequeño pueblo natal, lo que en mi opinión obligaba a muchos matrimonios a durar más tiempo del soportable. Y por otra parte aquella soledad inherente a nuestra civilización, que nos ha dejado vacíos de afecto y de tiempo para compartir, y aparentemente huérfanos del verdadero Amor al que en vano tratamos de suplir con sentimientos artificiales cual placebos. Sin embargo es indudable que la red nos acerca, incluso es posible tener amigos que tal vez nunca conozcamos personalmente, o hacer nuevos amigos que nunca esperamos encontrar (como alguien a quien conocí hace poco por Messenger) y hasta crear lazos de complicidad basados en el anonimato mutuo; y aunque la distancia haga frágiles este tipo de relaciones, como en todas las demás se requieren de al menos dos elementos: Suerte para encontrar a la otra persona y Voluntad para mantener la relación. El primér elemento es el más dificil de conseguir, el otro como siempre, depende de lo que deseemos. Por hoy no me extenderé más, y espero soñar con mis amigas imaginarias. Morfeo toca a mi puerta...

viernes, marzo 10, 2006

Luto

Esta semana la tristeza ha llegado a su punto máximo cuando mi familia se enteró que un tío muy querido partió hacia el viaje del que no se retorna. Ríos de llanto han cubierto los rostros de madre, esposa, hijos, hermanos, sobrinos y amigos, y la nostalgia que sentí los recientes días pasados se transformó en el luto por la ausencia de aquél que no volverá.

La muerte de mí tio ha sido triste por lo repentina, por que su vida fué arrebatada cruelmente en una etapa feliz de su vida, por que el luto acude cuando no se está preparado a afrontar la pérdida, y por que a diferencia de la mayoría de los momentos felices, este tipo de momentos tristes se suelen recordar el resto de la existencia.

El funeral se convierte en una oportunidad para reunir a los parientes lejanos y cercanos, para llorar rodeados de abrazos y para decir de quien parte muchas cosas que no se dijeron en vida; es una fiesta triste en la que celebra con las ropas de quien ya ha partido a un largo viaje. Así es la forma como nos han acostumbrado a ver la muerte, pero no tiene por que ser así. Por eso es tan importante vivir el presente buscando la mayor felicidad posible, aprovechar al máximo nuestra vida y la de los demás, abrazar a quienes queremos, dar muestas de afecto a aquellos con quienes hemos construído lazos, decir "Te Quiero" para expresar el cariño verdadero, y regalar una sonrisa de despedida cada vez que partimos; por que a pesar de la medicina, de las comodidades, de las relaciones sociales que soportan nuestra vida, o del poder, a pesar de todo seguimos siendo efímeros, y cada nueva vida que viene a ocupar su lugar en el mundo trae desde el principio su boleto de regreso.

Por todo lo anterior, con este escrito quiero ratificar a todos aquellos que me rodean, amigos y familires, todo el aprecio que les demuestro en cada abrazo, (así sea un abrazo tímido), a todos mis parientes, que a pesar de la distancia los recuerdo con mucho cariño y a Fernando, donde quiera que estés ahora, que espero que seas Feliz, con la felicidad que se siente al terminar un trabajo bien realizado, que tengas la tranquilidad de quien defiende sus ideales y de quien contempla la existencia a través de los ojos de la Perfección.

domingo, marzo 05, 2006

Sobre el pecado de Perceval

Hace algunas semanas un tema me inquietó y lo traigo a colación. Estuve releyendo el Cuento del Grial de Chrétien de Troyes, y me llamó la atención el pasaje en el que durante la cena en el castillo de el Rey Pescador, Perceval, un caballero del rey Artus (ó Arturo), ve pasar a un paje con una lanza cuya punta siempre está sangrando, seguido por otro par de pajes que llevan candelabros acompañado a una doncella que lleva un grial. Por prudencia, de acuerdo al consejo de su mentor, Perceval se abstiene de hacer preguntas al respecto aunque que la curiosidad lo consumiera, y decide preguntar al otro día en cuanto despertase, sin embargo, al despertar no encontró a nadie en el castillo, ni si siquiera a un mozo que le ayudara a vestirse la armadura. Perceval sale del castillo con gran disgusto y en cuanto ha cruzado la puerta, alguien eleva el puente levadizo a sus espaldas, aunque no contesta las protestas ni preguntas del caballero.

Después Perceval se entera que si hubiese preguntado sobre la lanza y el grial en el momento en los vio, aquél reino hubiese retornado a la paz y su rey se hubiese curado de las heridas que le impedían levantarse, pero debido a su silencio, todo seguiría igual y sobrevendrían las guerras. También se entera que su madre murió en el momento en que la dejó en busca de aventuras (aunque el la vió caer desmayada a lo lejos, se negó a devolverse). Este par de sucesos hacen que el caballero reniegue de sus creencias y vague durante cinco años, al cabo de los cuales se encuentra con un ermitaño (su tío), quien le dice que todo el sufrimiento que ha pasado se debe a un pecado que desconoce: su madre murió a causa del dolor que le causó la separación de su hijo, y a causa de ese pecado se le paralizó la lengua cuando vió "el hierro que nunca dejó de sangrar".


Aunque el libro contiene varios elementos simbólicos que desconozco, me llamó la atención este pasaje debido a que propicia una reflexión: de acuerdo con el autor, aunque Perceval creía estar haciendo algo bueno al ser prudente, en realidad no era su voluntad la que obraba, era la consecuencia de un pecado cometido (En algún sitio web, que no recuerdo decían que su pecado habia sido la negligencia al ver caer a su madre y no acudir en su auxilio). Entonces surge la pregunta: sin importar la posición teológica que tengamos y de acuerdo con el ejemplo de Perceval, ¿Cuándo creemos obrar bien, estamos realmente haciendo el bien? Es más profundo de lo que aparenta ser. Desconcertante.

viernes, marzo 03, 2006

Top 10

Otro viernes lluvioso y la tristeza aún me acompaña, como no pienso llenar este blog de quejas, he decidido abrir uno para ese propósito, de manera que quien se sienta lo suficientemente fuerte para soportar mi dosis de tristeza de hoy lo invito a la siguiente dirección: http://top-10.blogspot.com/2006/03/top-10-de-escenas-tristes-o-nostlgicas.html