jueves, mayo 25, 2006

La ilusión de la democracia

Se aproxima el día en el que ríos de gentes se acercaran a las urnas de votación con un propósito que difícilmente puede ejercer un ser inconsciente: Elegir. Y a pesar de contar con el don y el derecho de la libertad, muchas personas sin darse cuenta cederán este derecho a algunos más poderosos, para quienes el individuo no es importante si no es para rendirles pleitesía, y para garantizar su subsistencia; me refiero a los medios de comunicación, no en vano llamados el cuarto poder.

Si el ciudadano no se capacita respecto a su deber, no se documenta en un número considerable de fuentes diversas, y no analiza con objetividad la información obtenida, está siendo manipulado. Lamentablemente los sistemas políticos, bajo su falsa apariencia de igualdad están hechos para favorecer a los más poderosos; así es como las campañas políticas tienen tanto acceso a los medios como el dinero lo permita, los canales privados de televisión y los diarios pueden favorecer a un candidato respecto a los demás, presentando en las noticias los aspectos positivos y ocultando los negativos, sin contar con el apoyo económico que prestan las grandes industrias a algunos partidos con el fin de mantener sus intereses, o la presentación de encuestas que influencian las decisiones de los más ignorantes. Todo esto quiere decir que en realidad la democracia no es gobierno del pueblo, es el gobierno del pueblo influenciado por los medios. No cualquiera llega al poder, sólo aquél que tenga la venia de los poderosos. De allí la importancia de votar a consciencia, si se tienen dudas, lo más responsable es un votar en blanco, por lo menos, mientras aparece un sistema político que valore las diferencias y que a la vez garantice equidad.

Recuerdo los días de colegio en los que elegíamos el representante estudiantil mediante voto público, que era anotado en el tablero frente a los nombres de los candidatos. Por mi apellido solía estar entre los últimos de la lista, y en una ocasión, tras votar por un compañero que contaba con un pequeño número de votos respecto al favorito, alguien cuestionó mi voto preguntándome por qué votaba por alguien que no iba a ganar. No recuerdo mi respuesta en ese instante, pero lo que me motiva a darla en este momento está inspirada por el mismo sentimiento que en aquella ocasión: Quizá no gane el candidato por el que vote, pero yo si gano al ejercer mi derecho a elegir sin ser influenciado.

1 comentario:

alcabanzo dijo...

El lobo estepario, la imagen?
Fue mi primer librod e Hesse.
En fin, un post invitando a votar espera ser leído...