viernes, agosto 15, 2008

Sobre los derechos (I)

El volumen excesivo de la música popular del vecino hace aún menos soportable el insomnio, así que lo voy a compartir en la vigilia de quien momentáneamente encalle en esta isla fabricada por cables, silicio, plástico y abstracciones y que aún así pareciera ser algo concreto. Mas no es de este lugar del que deseo hablar, o tal ves sí, pero no directamente.

La vida se debe al equilibrio, sin el nada es perdurable. El orden es en parte un desequilibrio, y el decidir humano es en gran parte colocar las cosas en un orden relativo para quien decide. Cuando el orden se centraliza demasiado, el desequilibrio es muy evidente y el caos inevitable; es así como los tiranos son destituidos por las gentes que controlan. Pero no fue hasta la revolución francesa cuando ese tipo de desequilibrio se desmoronó oficialmente y con la declaración de los derechos del hombre se reconoció políticamente la individualidad de los hombres, (Posteriormente la de la mujer, de los esclavos, del niño, y actualmente se trata de establecer los derechos de los animales).

Cuando un humano hace uso del poder, no hace otra cosa que ordenar sus prioridades, pero al leer la prensa matutina no es muy difícil notar cuan fácil es ejercer más poder del necesario; de ahí que exista la ética que no es otra cosa que la autoregulación del poder propio. Sin embargo en un mundo sin ejemplos, sin héroes ni ídolos nadie desea sacrificar el uso de su poder aunque en ocasiones camine alrededor de la delgada línea de lo que generalmente se puede considerar bueno o malo.