martes, febrero 28, 2006

Mañana de caballería

Martes en la mañana fría, y tras el plácido sueño reparador me preparo para tomar el baño fortificate de aguas gélidas para luego vestir las armaduras que me ayudarán a enfrentar los dragones que el destino me designe. No tengo rey a quién servir, ni docella a la cual defender. Sólo soy un caballero errante que nunca despierta antes del alba, exiliado de su reino, amante de la soledad, seguidor del viejo código que ya nadie recuerda. Tal es la senda que mi Señor pone ante mí hoy, mañana, sólo Él sabe que parajes he de recorrer.

viernes, febrero 24, 2006

Sobre las relaciones virtuales - I

(Primera parte - Infraestructura)

La noche de viernes transcurre con una alegría poco usual, quizá debido a la gran dosis de chocolatina que me comí en el trabajo antes de venir o a que encontré vacía la buseta que me deja al frente de casa, lo que me dió tiempo para perderme en mis pensamientos y recuerdos, y abrir algunas puertas ceradas del pasado.

Todo comenzó hace unos diez años, cuando Internet era joven. Comencé a utilizar los primeros motores de búsqueda, abrí mi actual correo en Hotmail, y junto con algunos compañeros aprendí a usar IRC. Ella me contactó en una página de ciudadfutura y mantuvimos una entrecortada correspondencia amistosa mediante e-mail por seis meses, en ese tiempo yo era aún un buen conversador. Luego como en la mayoría de relaciones de ese tipo, ella despareció, sin apegos, sin afectos. Tal y como llegó. Esa efímera primera relación virtual era el atisbo de algo sin precedentes: Las fronteras se estaban desvaneciendo. Mi madre tenía que esperar las cartas de sus amigos "virtuales" de otros paises por meses; con mi amiga de España llegamos a mandarnos varios correos en un solo día.

Paralelamente Internet era un medio de divertimento (la WWW no tenía aún bastante información como para hacer las tareas de la universidad, no sabía utilizar Gopher ni Archie y además todo estaba en inglés). Los usos primarios de la red consistían en la búsqueda de letras de canciones, fotos y por supuesto, el sexo. Usabamos mIRC para conversar con otras personas a lo largo del globo. Lo primero que aprendí fue que "chatear" es muy aburrido, pero había otras posiblidades. Existían (y aún existen, por supuesto) canales técnicos en IRC por ejemplo, de C++ y Assembler donde se podían resolver dudas o adquirir soporte inmediato, y también estaban los ineludibles canales de sexo, en donde se podían mantener relaciones "sexuales" con alguien. Al principio las conversaciones comenzaban con mucha cordialidad, las típicas: hi/were r u from?/what is your name/what r u wearing... y se teminaba simulando un orgasmo con palabras como Wowwwww!. Después de un tiempo, cuando se tenía algo más de práctica, las cosas eran un poco más descomplicadas: Hi, lets fuck. (Nada que ver con el mundo real).

Esas relaciones "sexuales" por internet eran bastante extrañas. Eran divertidas por que en realidad no pasaba nada (la mayoría de las veces ni siquiera excitación), y ocurrian en una sala de computo de la universidad atestada de gente, el único movimiento agitado era el de los dedos en el teclado y la unica preocupación era la incertidumbre que la morena de ojos verdes con la que hablaras fuese un anciano homosexual de 70 años años tratando de satisfacer sus sueños eróticos contigo. Casos se han visto. Luego la red creció y se popularizó, y los canales de chat se desbordaron del IRC para pasar a la WWW, bañando con su frivolidad a cuanto inoficioso navegante se sumergiera en la lentitud de sus paginas. Conocí muchas personas que por varios semestres (quizá aún lo hagan) chateaban durante horas . Nunca las entendí, pues nunca encontre a nadie en una sala de charla con quien valiera la pena tener una conversación.

Con el tiempo surgieron los programas de mensajería instantanea, como ICQ y AOL. Hotmail fue comprado por una empresa llamada Microsoft y surgió Messenger. Las relaciones dejaron de ser escritas para convertirse en relaciones audiovisuales. También aparecieron otros programas especializados en charlas privadas, incluso con entornos de realidad virtual, pero nunca los he utilizado, de manera que no los menciono.

Desde mi perspectiva Messenger es uno de los pilares de de las relaciones virtuales actuales, ya sea por el número de usuarios que tiene o por las estrategias de mercadeo que utiliza. En lo que a mi respecta, he conocido a muchas personas, ya sea por que mi correo es muy universal y no falta el individuo que lo da como propio con la esperanza de poderlo registrar en cuanto llegue a su casa (grave error), o por que alguien anotó mal la dirección. Es así como en mi lista de contactos de Messenger tengo actualmente 50 conocidos entre amigos, compañeros de trabajo, y otros; 50 personas con las que ocasionalmente he hablado y 50 con las que quizá hable alguna vez, sin contrar unas 350 personas (turcos en su mayoría) bloquedas. Demasiadas personas para un ser huraño como yo, no imagino las listas de correo de las adolescentes populares y sociables.

Actualmente, de vez en cuando entro en calidad de observador a páginas de chat, y me divierte bastante saber que las cosas han cambiado muy poco. Los navegantes son cada vez más jovenes, y la frivolidad es la misma o peor, abundan los insultos y el mal gusto. La última vez que utilicé IRC fué mediante eMule, por accidente, y para mi sorpresa tuve una conversacion cordial con una chica de España. También las olas han traído personas interesantes a través de Messenger, lo que ratifica una de mis frases favoritas de Richard Bach: "Los iguales se atraen", o quizá es por que tenemos acceso a tanta gente que la probabilidad de encontrar a alguien afín se reduce, así no viva en nuestro país o continente.

Hasta el momento solo he tanteado de forma global la "infraestructura" de las relaciones virtuales, y espero no haberme extendido más de lo conveniente. Me gustaría profundizar un poco en mi percepción sobre la motivación de dichas relaciones, pero ese es otro tema. Además aún es noche de viernes, y ya que nadie me llamó para salir a tomar unas cervezas, ni para bailar, quizá juegue un rato Project Entropia para entablar otro tipo de relación.

miércoles, febrero 22, 2006

Gripa

Hoy desperté con el aleteo cadencioso de la gripa aviar, el breve zumbido de la muerte traído por la vida. De repente las aves cesaron su vuelo y fueron exterminadas con balas y veneno, y fueron incineradas, enterradas, cubiertas con lozas de concréto y rociadas con sal para que nunca más naciesen. Para no pensar, lo mejor es trabajar.

viernes, febrero 17, 2006

Sobre el ser y las posesiones

(Tener para ser para tener)

Hablando con mi sobrino de ocho años sobre teléfonos celulares, televisores y computadores, terminé por preguntarle si para él era más importante el ser o el tener. Después de una corta reflexión me dijo textualmente "tener es más divertido", y habló sobre la importancia de tener muchas cosas y de tener dinero para adquirirlas, aunque finalmente reconoció que ser era más importante, por que "uno no se puede deshacer del alma".

La mayoría de nosotros llegamos conclusiones similares a las de mi sobrino. Sin importar si profesamos alguna religión o no, terminamos reconociendo que los bienes materiales permanecen con nosotros sólo una pequeña parte del trayecto y que nuestro ser nos acompaña durante toda la travesía a través de los mares de la vida. Aún así, en ocasiones le damos más valor a los bienes materiales que a los bienes del ser. Muchas veces el ser y el tener se funden y los bienes terminan siendo una extensión del ser, como tentáculos electrónicos, mecánicos y artesanales. En casos extremos el ser se convierte en una extensión de los bienes, se transforma voluntariamente en un cliché inconsciente de su sacrificio, una máscara sin actor. Inevitable recordar a Tyler Durden: "Tus posesiones terminan poseyendote".

Ahora bien, ¿hasta que punto es válida una renuncia total a los bienes materiales, o hasta que punto es válida una sumisión total hacia ellos? Pues bueno, en mi humilde opinión, considero que para un occidental la solución de Buda, el camino intermedio, continúa siendo la mejor. De hecho, creo que la renuncia total a los bienes (si es que se tienen) para alguien de nuestro entorno, se torna imposible. Jesús se quedaría sin seguidores si pasara por aquí.

Sin embargo cabe destacar que hemos sido condicionados por los medios para desear, y en nuestra cultura deseamos de una forma insana, hasta el punto que se estigmatiza a quien no se viste a la moda, no toma la última bebida del mercado, no usa desodorante, no se afeita, no se limpia los zapatos, no se corta el cabello.... ¡ejem!, perdón, terminé describiendome. A lo que pretendía llegar, es que previo a la satisfacción de un deseo, conviene cuestionar la razón que lo origina.

Incluso aquellos que luchamos ferozmente para no quedar atrapados entre las fauces seductoras de la cultura occidental, adquirimos montones de bienes para facilitar el desarrollo del ser: libros, música o películas, que muchas veces se convierten en amigos indispensables a los que podemos acudir en busca de consejo o compañía y cuya ausencia extrañamos, aunque fuese por una breve temporada. O también adquirimos herramientas útiles como computador, teléfono celular o agenda digital, para hacer la estancia más llevadera en el entorno sociocultural que habitamos.

El dilema del tener o ser se relaciona también con la busqueda de la gratificación a largo plazo o a corto plazo. Cuando adquirimos bienes obtenemos gratificación instantanea (aún más si se adquieren a crédito), aunque muchas veces efímera. En cambio, cuando se inicia el recorrido de la elevada cuesta del mejoramiento personal (¡Aclaro que no estoy hablando de autosuperación!), la cima es inatisbable antes de iniciar el ascenso, pero adquirmos una recompensa permanente al respirar el aire del presente, y una ligera alegría al observar hacia atrás el camino andado (aunque sepamos que nunca alcanzaremos la cima).

Ya para terminar, confieso que si bien mi Palm no me ayudará a alcanzar el nirvana, terminaré esta pequeña reflexión con las frases finales de la conversación con mi sobrino, cuando él, con aquella picardía típica de los niños preguntó:« ¿Tío, por que no botas todas tus cosas para que yo las recoja?». « Pero Nico - Le dije - Si te doy todas mis cosas, ¿cómo vas a hacer tú para aprender a desprenderte de ellas?» ¿Que más podía decir? ;)


jueves, febrero 16, 2006

Sorpresas anónimas

(Un mundo de PNJs)

M
añana soleada en el bus que me lleva a la oficina. Me distraigo viendo los árboles a través de la ventana enpolvada. A mi lado se sienta alguien sin que yo lo note, después se marcha como llegó, vuelve alguien más, y nuevamente se desvanece sin que yo me entere. El mundo se reduce a unas cuantas decenas de rostros conocidos, algunos inmensamente queridos, otros apenas reconocibles. Me ahogo en reflexiones y me pierdo entre las hojas de los árboles, en los ruidos de la ciudad, entre los vapores de la mañana; como camaleón, me confundo entre las multitudes.

Diariamente navegamos en mares de gentes, de rostros. Tan anónimos para nosotros como nosotros para ellos. Sólo somos conscientes de los coprotagonistas de nuestra historia, y ni siquiera sabemos a ciencia cierta cuanto les cuesta a ellos nuestra compañía; tampoco saben ellos los afanes que pasamos por acudir en su ayuda. En muchos casos el mundo es totalmente "transparente al usuario final"; en dichos casos el agradecimiento es un lujo.

Pero también estan las sorpresas anónimas, como la chica fugaz de la que estuve enamorado secretamente toda mi adolescencia y cuyo fantasma, definió mi personalidad. O del extraño que dice la frase o palabra justa en el momento indicado, consciente o inconscientemente. O la alegría repentina que produce la belleza de unos ojos, de un cuerpo, de una sonrisa. La expontaneidad de un niño. Y la tranquilidad que produce la paz ajena, cuando estamos dispuestos a verla.

Mañana fría en el bus que me lleva a la oficina. Súbitamente recobro la conciencia y veo a mi lado un anciano que no identifico. Percibo sus ojos inertes de pensamientos que miran al vacío, y de repente veo en él a un amigo que no conozco, hecho de los mismos materiales que yo, forjado en el mismo mundo de sensaciones y conceptos. Me conmueve su existencia y mis mejores deseos se escapan sobre él; sobre él y sobre la señora robusta con traje rojo de la banca de al lado, sobre la pareja del frente, sobre el hombre que conduce el vehiculo, sobre los demás pasajeros. Por un instante el tiempo se detiene. Un montón de seres anónimos dejan de serlo para entrar en mi mundo aíslado y desempeñar un papél encantador: inundarme con amor hacia ellos, y hacerme añorar de repente conocerlos mejor, a sus vidas, a sus sueños; ingrésan al juego de mi vida como coprotagonistas estelares. Me regalan un instante de vida y ellos se llevan mis bendiciones, sin saberlo.

martes, febrero 14, 2006

Sobre la creatividad

Al escribir esto estoy tratando de rasguñar las paredes que me encierran, para darle alas a las palabras que aún se obstinan en engarzarse entre sí, como un hílo ennudado que se niega a atravesar el ojo de la aguja. Sin embargo, considero que es mejor tratar de decir algo, aunque sea con torpes palabras (y con el perdon de quien por alguna razón llegara a leer esto), a dejar que los pensamientos se escurran a través de la red neuronal para perderse en las profundidades del inconsciente, del cual, quizá no se regrese. Este tipo de esfuerzo es común en la escritura, pero también lo es en toda actividad creativa.

Al tratar de expresar ideas por escrito, no se trata de escribir por escribir, se trata de escribir por comunicar, por compartir, por hacer algo útil y tal vez bello. Se trata de invocar a las musas y pedirles que nos posean, que hagan iluminar los dones que se nos han regalado para que el Universo se exprese a través de nosotros. Pero invocar a las musas no es tarea fácil, bueno, aveces lo es cuando cuando se es su fiel amante y se mantiene en su permanente compañía, o cuando las cosas se hacen sin un objetivo concreto, en cuyo caso la obra resultante carece de la belleza de la inspiración divina, como suele ocurrir con las de tantos pseudoartistas contemporáneos.

Considero que para invocar las musas se requiere entrenamiento (como dice la conocida frase de Alba Edison : "El genio es un 1% de inspiración y un 99% de transpiración"), de un entrenamiento consciente y continuo. También se requiere evitar el facilismo. No pretendo decir que hay que complicarse innecesariamente; quiero decir que las obras complejas pueden llegar a ser muy bellas por que profundizan el mundo interior de su obrador y por ello son más ricas en cuanto a diferencias se trata. Respecto a las obras fáciles, percibo que muchas veces carecen del valor suficiente para ser consideradas bellas; aunque también existe su contraparte, por ejemplo, en ingeniería cuando alguien desconoce un problema que desea resolver, puede plantear una solución horriblemente compleja, y de una estética aterradora, una solución aparente, pero transitoria.

Personalmente, la actividad creadora tiene dos étapas: una de introversión y otra de extroversión; en la étapa de introversión pienso en lo que quiero hacer y lo que pretendo hacer con ello, y lo trato de imaginar como terminado; no soy muy bueno para obsesionarme con los problemas, y por ello cuando ya los he mordisdqueado lo suficiente, paso a la étapa de extroversión (¿insight tal vez?), por ejemplo para escribir este texto y lograr arrancale las palabas a la desidia he tenido que iniciar dos pinturas, revisar mi equipo de Hattrick, hablar con un amigo, jugar un rato Never Winter Nights, y realizar otras actividades durante el atardecer de ayer, y sólo en la noche, al momento de descansar, comenzaron a gotear las frases como meteoritos, sin dejarme un lugar para resguardarme, no había elección, escribir o escribir. De la misma manera resuelvo los problemas en el trabajo. (no imagino que piensa mi jefe cuando a través de la cámara de seguridad me ve deslizandome con la silla de un lado a otro de la oficina).

Finalmente me gustaría resaltar que, desde mi perspectiva, nuestras obras no son nuestro mérito, y sin restarle importancia al acto creativo, quiero hacer énfasis el mérito aún mayor de lo que significa gestar una obra, haber entrenado lo suficiente como para merecer que el Universo se manifieste en nosotros para engendrar una obra, por pequeña que sea, de permitirnos el don mágico de traer del Topos Uranus las ideas para darles forma en esta realidad.

Estás son sólo algunas apreciaciones sobre lo que considero, debiera ser la actividad creadora. Por supuesto, no todos funcionamos igual, y el concepto de belleza cada vez se desuniversaliza más, por ejemplo la estética de lo abstracto tiene un valor enorme par mí, pero bueno, eso es otro tema del que quizá escriba luego. Por lo pronto, a hacer otro tipo de obras dignas de nosotros.

viernes, febrero 10, 2006

Sobre la bitácora de un extranjero

Estoy convencido que nada ocurre por azar, como hilos del universo somos llevados al telar del destino donde se teje nuesto presente. Un presente mutuo y mágico, y en una realidad desbordante de complejidad recurrente, a la que estamos tan acostumbrados, que para la mayoría pasa desapercibida todo el tiempo, toda la vida quizás. No hay coincidencias y todo acto tiene un razón de ser.

Tampoco es casualidad que me encuentre escribiendo esta bitácora; muchos sucesos de los cuales tengo conciencia y muchos más de los que no, me llevan a este lugar. Ignoro que estaría haciendo en otra realidad paralela, pero me gusta este presente por que algunas de los sucesos que me llevan aquí han sido semillas cuyo momento de germinar ha llegado.

Soy torpe de palabras y tengo una habilidad increíble para no expresar de forma verbal mis pensamientos, adicionalmente soy bastante tímido, y son esas las principales razones por las que no hablé a Penélope cuando la conocí, ¿por que hacerlo? bueno, por que reconozco una amigo potencial en cuanto lo veo. Pero en ese instante ella estaba rodeada por una luz enceguecedora que me encandilaba y la dejaba muy lejos de mi alcance. Traté de contactarla por correo electrónico, pero no conseguí ninguna dirección. Pude buscarla. Si, sabía donde hacerlo, pero es demasiado esfuerzo por una probabilidad. La experiencia me ha enseñado que demasiado esfuerzo nunca es bueno, como también que el esfuerzo debe ser inversamente proporcional al riesgo. Es peferible dejarle esas cosas al telar del destino.

Debido a que no puedo expresarme adecuadamente de forma verbal, recurro a la escritura, que permite que mi yo más profundo pueda salir a la superficie y manifestarse. Pero el arte de escribir es un arte que se entrena, y el pensamiento técnico de un ingeniero que se dedica a construír abstracciones muchas veces acapara toda la atención, relegando a un obscuro lugar del cerebro otras habilidades en potencia. Los hijos de mi imaginación, poemas, pinturas y libros crecen muy despacio, fuertes pero muy lento, y de seguir así seran incomprensibles obras sin concluír (algunas sin iniciar), para el momento en que he de tomar la última barca. Estos días pensaba en una solución o un medio para recobrar la disciplina perdida durante los últimos diez años, y hoy, "casualmente", gracias a Penélope, encontré un medio para comunicarme con todos a quienes aprecio, sin la informalidad del correo electrónico, y para permitir que las frases afloren sin el obstáculo del habla.

¿Por que extranjero? No por decisión, tal vez por convicción, aunque quizá sea por distracción. Durante mi niñéz y adolescencia construí un mundo ideal, viví y crecí en él, y cuando volví a la realidad todos los habitantes de este mundo eran distintos, muy distintos a mí y distintos entre ellos, pero una necesidad insana de parecerse entre sí. Las puertas de mi mundo se habian cerrado y tuve que quedarme, como una caricatura en el mundo "real". Así me convertí en extranjero.