lunes, junio 30, 2008

Entre el ego y el cosmos

Percibo lágrimas secas en mi sórdida tristeza. Lágrimas por los que han muerto defendiendo ideales, por las luchas por la libertad y por la libertad agonizante para todo aquel que no pueda financiarla. Me pregunto si actuaríamos igual que los mártires de la justicia si estuviésemos en su lugar, o en cambio venderíamos nuestros principios por rescatar una vida sin valor. Desearía que en ese caso la rebeldía dejara de ser una elección para convertirse en una convicción, en una necesidad. Desearía que todos tuviéramos el valor de renunciar a todo si eso garantizara la justicia. Renunciar a todo, menos a la libertad, y al derecho a vivir dignamente y en armonía con el planeta.

Comparto mi ahogo con todos aquellos que en vano tratan de salir a flote del mar de la ignorancia que anula al individuo convirtiéndolo en un eslabón más de la cadena productiva. También comparto su creciente soledad; más siento pena por mi mismo, pues al mantenerme rodeado de gentes egoístas que sólo piensan en si mismos, me he contaminado un poco de egoísmo, olvidando que el amar y servir es lo único que me dará felicidad verdadera.

Con el tiempo comprendo más al mundo, pero menos me conmuevo. Lo que no sé a ciencia cierta es si lo que me insensibiliza es la reiteración de los mismos problemas, la impotencia ante la monstruosidad del sistema, o la insensibilidad de quienes me rodean. Esa insensibilidad se convierte en lágrimas secas en una tristeza que no alcanza a engendrarse.

lunes, junio 23, 2008

Sobre la voluntad y el poder

Ser humano significa más que solo ser; para ser consciente de la existencia es necesario ser consciente. Muchos niveles de abstracción ha de traspasar una vida para valer más que una vida, y entre más lejos la vista llegue, más innecesario es ver lejos, para sólo ver sólo la vista.

Cualquiera es capaz de las más terribles aberraciones, sólo necesita un poco de locura, un poco de ira, un poco de inconsciencia. La moral puede ser tan flexible como una hoja de papel.

Desear no requiere esfuerzo, lo contrario, es sostener una represa. Nadie ve mal alguno es satisfacer sus deseos, aunque su propia libertad cierre sus alas.

Es fácil ceder ante cualquier deseo, entre más medios se tienen más fácil es. Quien nada atesora es quien más potencial de voluntad atesora.

P.D. Pensamientos dispersos en una noche cansada de Lunes.

sábado, junio 07, 2008

Desarchivando y dejando atrás

Hace varias noches dedico mi tiempo a deshacerme de mi pasado. kilos de fotocopias, facturas, registros hoteleros, cartas sin enviar, boletos de museos, información de ferias, extractos bancarios y boletas de cine están listos para ser reciclados, y con ellos se va la memoria física de lo que he hecho y donde he estado los últimos quince años. He repasado muchas vivencias que quizá se esfumen de mis recuerdos, y algunas lecciones prácticas y obvias que sólo hasta ahora entiendo y que espero no olvidar debido al costo de aprenderlas:
  • Nunca firmar un contrato el mismo día que se recibe, y no firmarlo sin consultarlo con al menos una persona objetiva.
  • Nunca servir de fiador, si no se tienen los medios para responder por la deuda.
  • Sólo se presta algo cuando se está dispuesto a regalarlo y toda devolución es una ratificación mutua de respeto y aprecio.
  • Antes de comprar algo, verificar su precio en el mercado.
  • Se puede confiar en las buenas intenciones de quienes te quieren, pero aún las mejores intenciones pueden resultar perjudiciales.
Siempre he tratado de conservar aquellas cosas que me traen recuerdos agadables hasta que olvido la razón por las que las tengo, lo que no ocurre muy a menudo; así es como la última vez que hice limpieza de archivos encontré más recuerdos y menos números que ahora, y al momento de botarlos opté por inventariar las cosas que no deseaba tener pero que tampoco quería olvidar, anotándolas en un papel que me servía para recordarlas. Con el tiempo la intensidad de los recuerdos se ha desvanecido, haciendo que una carta o una idea tengan menos profundidad y valor que antes, o quizá mi es cabeza que ya está tan atiborrada de recuerdos y pensamientos que me he acostumbrado a no percibirlos. De cualquier forma, el deshacerme de los viejos archivos me produce un poco de nostalgia por un tiempo en el que no quería mas cosas que las que cupieran en mi morral, añorando caminar a cualquier lugar con mi casa a cuestas, y acampando donde me encontraran las estrellas. Quería ser un caracol.