Durante dos días de lluvia y frío la industria del transporte público se detuvo en Bogotá como una última medida para negociar su inminente extinción, lo que obligó a sus usuarios a buscar medios alternativos para desplazarse a sus trabajos, desde camiones hasta taxis, a pie o en bicicleta. La primera noche la ciudad estaba tan desolada como una navidad o año nuevo y la segunda se supo la noticia del fin del paro y paulatinamente la ciudad se sumergió en el caos habitual.
El paro de buses me perjudicó como a los demás usuarios del transporte público (en menor grado, pues yo tomé taxi y ese es un lujo que muchos no se pueden permitir), y aunque no soy santo de devoción del sistema actual, tampoco estoy de acuerdo con Transmilenio, la solución que el estado está imponiendo, por las siguientes razones, (algunas de las cuales también adolece el sistema de buses actual):
- No opera las 24 horas.
- No tiene un cubrimiento completo de los sectores donde se ha instalado y el sistema de alimentadores puede llegar a ser muy lento.
- Es costoso (en 1986 cuando viajé sólo en bus por primera vez, con un salario mínimo se podía montar 1400 veces en bus, actualmente sólo 340 veces: el transporte publico ha subido por encima del salario mínimo más de 400% en 20 años )
- En varias rutas y horarios los pasajeros viajan indignamente amontonados.
- A pesar de los paraderos y de la vigilancia policiaca es inseguro viajar en los buses de Transmilenio.
- La malla vial que es exclusiva para Transmilenio es del estado, ya saben de dónde sale el dinero para repararla.
Transmilenio es una empresa privada, por lo tanto uno de los objetivos fundamentales es obtener rentabilidad para sus socios, lo que significa que su calidad no mejorará a menos que su rentabilidad esté en riesgo. Si en las condiciones actuales la calidad de Transmilenio es deficiente, ¿Qué pasará cuando no exista competencia? Si fuese una empresa sin ánimo de lucro y sus socios no estuvieran tan ligados a la política del país, seguramente sería la solución ideal, pensaría más en los usuarios que en la rentabilidad, trataría de implementar vehículos más grandes, reduciría el costo de los pasajes, buscaría la alternativa más ecológica, costearía la malla vial y ubicarían rutas donde actualmente no las hay; lamentablemente la realidad es otra y el lucrativo negocio del transporte que ha ayudado a enriquecer algunas castas de políticos no es un pastel que alguien desee compartir.
Para muchos Transmilenio es indudablemente mejor que el sistema actual, muchos de ellos no tienen que utilizar el servicio todos los días y muchos de ellos mejoraron su calidad de vida reduciendo el tiempo de desplazamiento diario; pero para aquellos que no tenemos que desplazarnos grandes distancias, para los que la comodidad y el trato digno vale más que el tiempo, los que preferimos el transporte público al privado por motivos ecológicos, no es una solución; y pese a que el prontamente agonizante sistema de transporte actual no es del todo cómodo, no es del todo rápido, no está completamente regulado de acuerdo a las políticas ambientales y no nos trata con la dignidad adecuada, aún queda una alternativa: tenemos la libertad de elegir. Cuando sólo haya una empresa esa libertad desaparecerá.
3 comentarios:
pues aunque aqui en México las condiciones son distintas, no cambia la gran problematica que existe.Tenemos transporte publico y privado. Por parte del publico esta el metro, subsidiado por nuestro gobierno paternalista, el boleto cuesta dos pesos, pero ni que decir de la comodidad, generalmente la gente viaja en líneas atestadas donde a cada abrir de puertas uno es sofocado, aplastado, denigrado, golpeado, empujado y hasta manoseado por la gente que sale o entra del vagón a cada estación. La gente se suicida en las vías, las actividades se colapsan y como una multitud errante de judíos, todos salen en tropel en busca de micros, combis o taxis. Las primeras y las segundas son manejadas por chóferes frenéticos al volante que a veces manejan en las vías urbanas a mas de 100 km por hora (de verdad), hacen arrancones o carreritas entre ellos o bien son simple y llanament5e groseros con el pasaje. Después están los taxis, de los cuales miles son pirata, clandestinos tripulados por rateros, asaltantes, violadores o secuestradotes que esperan a que una victima aborde la unidad. Sinceramente de lo único que no me puedo quejar es del trolebús y los camiones del estado, son ecológicos, tienen paradas especificas y cobran 2 pesos sólo por viajar a donde quieras. Puedes cruzar la ciudad en ellos, después, el metrobus, pasa constantemente, es rápido, ecológico y cómodo, pero también tiene algunos defectos.
Finalmente, los coches particulares son quienes más contaminan este valle, además que también son inseguros dado que existen hampones que, mientras esta el Stop, rompen el cristal de la ventanilla o te amenazan con una pistola mientras estas estacionado.
Lo que recomiendo principalmente a los extranjeros es no abordar taxis que no sean de sitio, o viajar en metro, trolebús, metrobus o RTP cuando visiten la ciudad.
Asi las cosas.
Otro artículo intesante publicado después de el blog es el siguiente:
http://www.elespectador.com/html/i_portals/index.php
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