viernes, abril 28, 2006

Negación

El recuerdo recurrente del Bhagavad-Gita diciéndome que debo actuar sin esperar recompensa, se mezcla con las imágenes de las obras que a diario construyo en mi trabajo y que aparecen de forma anónima en el computador de los usuarios. El deseo por lograr una obra perfecta en el menor tiempo posible, un mezcla de arte e ingeniería que me proporcione felicidad después de verla terminada, es uno de los pilares de mi realidad laboral, donde sólo yo conozco mis obras y pese a que habrá decenas de ojos prestos a juzgarlas, nadie las entenderá como yo. Por que mis obras son concebidas por un motivo, por que son necesarias y útiles, por todo esto doy lo mejor de mí en mi trabajo.

Pero hay otros ámbitos donde no voy a dar lo mejor, o mejor, no quiero hacerlo. No deseo desperdiciar mi tiempo haciendo tareas repetitivas de poco valor. No deseo dejar de dormir, ni de compartir una cerveza, ni de ir a cine por obtener lo que otra persona llamaría excelencia. No deseo sacrificarme para que otro decida que merezco un podio en los anales de la gloria, pues mi libertad es una de mis mayores prioridades y si he de parecer mediocre por no ser un mártir, pues que así sea, por que cuando de verdad considero que la entrega vale la pena, me comprometo hasta el fin, no por cumplir un requisito, más si por hacer algo digno de ser construido, y sólo yo se cuanto he aprendido a conciencia del camino que mis pasos han dejado atrás.

Toda esta parafernalia para enfrentar una realidad que no puedo evadir: Debo hacer los trabajos de la universidad.

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