viernes, marzo 10, 2006

Luto

Esta semana la tristeza ha llegado a su punto máximo cuando mi familia se enteró que un tío muy querido partió hacia el viaje del que no se retorna. Ríos de llanto han cubierto los rostros de madre, esposa, hijos, hermanos, sobrinos y amigos, y la nostalgia que sentí los recientes días pasados se transformó en el luto por la ausencia de aquél que no volverá.

La muerte de mí tio ha sido triste por lo repentina, por que su vida fué arrebatada cruelmente en una etapa feliz de su vida, por que el luto acude cuando no se está preparado a afrontar la pérdida, y por que a diferencia de la mayoría de los momentos felices, este tipo de momentos tristes se suelen recordar el resto de la existencia.

El funeral se convierte en una oportunidad para reunir a los parientes lejanos y cercanos, para llorar rodeados de abrazos y para decir de quien parte muchas cosas que no se dijeron en vida; es una fiesta triste en la que celebra con las ropas de quien ya ha partido a un largo viaje. Así es la forma como nos han acostumbrado a ver la muerte, pero no tiene por que ser así. Por eso es tan importante vivir el presente buscando la mayor felicidad posible, aprovechar al máximo nuestra vida y la de los demás, abrazar a quienes queremos, dar muestas de afecto a aquellos con quienes hemos construído lazos, decir "Te Quiero" para expresar el cariño verdadero, y regalar una sonrisa de despedida cada vez que partimos; por que a pesar de la medicina, de las comodidades, de las relaciones sociales que soportan nuestra vida, o del poder, a pesar de todo seguimos siendo efímeros, y cada nueva vida que viene a ocupar su lugar en el mundo trae desde el principio su boleto de regreso.

Por todo lo anterior, con este escrito quiero ratificar a todos aquellos que me rodean, amigos y familires, todo el aprecio que les demuestro en cada abrazo, (así sea un abrazo tímido), a todos mis parientes, que a pesar de la distancia los recuerdo con mucho cariño y a Fernando, donde quiera que estés ahora, que espero que seas Feliz, con la felicidad que se siente al terminar un trabajo bien realizado, que tengas la tranquilidad de quien defiende sus ideales y de quien contempla la existencia a través de los ojos de la Perfección.

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