jueves, octubre 05, 2006

Jóvenes extranjeros

La curiosidad me arrastraba desde hace unos días a volver a leer El extranjero, en parte por que releer un buen libro o repetir una película es como visitar viejos amigos que curiosamente envejecen tanto como uno, y también por que probablemente y de forma inconsciente el nombre de este blog se deba a dicho libro.

Aunque muy a mi pesar grandes partes de mi ser sienten como Mersault, en él identifiqué a todos aquellos adolescentes que viven con un sentimiento generalizado de desesperanza. Sin embargo, a pesar de comprender y aceptar la muerte como algo natural e inevitable, Mersault no desea morir, no por temor, si no por amor a la vida, pese a que su vida transcurra sin mayores significancias. En cambio se evidencia una tenue necesidad de autodestrucción en muchos jóvenes, sin importar nacionalidad, estrato social o cultural; no tienen la sensatez de Mersault, pero creen tenerla y pretenden ser demasido listos como para creer en lo que no conocen, lo cual es la enfermedad de occidente.

Mersault termina atrapado en el engranaje del sistema, al igual que todos nosotros, convirtiéndose en un símbolo de occidente y resultado del postmodernismo, pero con la sencillez de quien no se ha contaminado aún por el consumismo de nuestra civilización, aún cuando tiene la vista obtusa del pensamiento científico. Mientras tanto los medios arman maratones para adherirnos a los mismos engranajes, juzgando nuestra indiferencia, pero afianzándola, por que de ella depende su supervivencia.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

hola
hacia mucho que no pasea por aqui, pero no es porque no me guste, sino porque deseo tener el tiempo y estado mental para leerte, me encantó tu analisis del libroy concuerdo con el. Yo, tipica adolescente (por qué habria de creer que soy normal) siento como hoy, mucha desesperanza por el mundo. Pero despues de observar la belleza en él presente ¿como no amarlo?, aunque a veces eso no es suficiente...

saludos

Héctor Villa dijo...

Beatrix, agradezco tu comentario. Como siempre, eres oportuna. No llamaría a este post un análisis en el sentido extricto de la palabra, ya que me limito a hacer apreciaciones subjetivas de solo algunos aspectos de un libro bastante complejo pese a su corto tamaño, sin embargo, he de añadir que la vida es lo que deseamos que sea. Hace algunos años hablé por chat con una chica de Mexico que pretendía suicidarse esa noche; desconozco el final de esa historia, pero me parece increíble que el temor a la vida sea más fuerte que el temor a la muerte, aunque las dos sean igualmente inevitables, y no se tenga certeza de ninguna de las dos. Mersault tiene mucha razón cuando es indiferente al cambio. Cuando no se valoran las cosas, todo es igual, y cuando se desconoce el destino, cualquiér camino es válido.

Carolina Alonso C. dijo...

Hola Héctor. También celebro la suave profundidad de tus reflexiones. Estoy de acuerdo contigo en esto de la necesidad del sistema de que todos seamos extranjeros, criaturas solitarias que no hallan vínculos con nada ni con nadie, me entristece verlo cada día... Creo que nos hemos inventado una premisa que nos separa: sólo puedo estar cerca de quienes tienen relación con lo que a mí me gusta o con lo que hago (no siempre es lo mismo), pero resulta que desde allí, el espectro humano es limitado... ¿Qué pasaría si nos contactáramos con seres humanos, ya, sólo eso, sin sus historias ni sus inclinaciones? Últimamente he conocido a muchas personas bellísimas que se mueven en territorios que me son totalmente ajenos, pero la experiencia de valorarlos y quererlos sólo porque son "seres humanos" ha sido maravillosa. Un abrazo.
Carolina.

Anónimo dijo...

lo mas bello se la complejidad es que se oculta bajo la apariencia de cosas vanas, insignificantes y extremadamente sencillas, pero yo creo que es porque si realmente viesemos la complejidad oculta en todas las cosas de la vida, no podriamos soportarlo y nos volveriamos locos o ciegos, como ya lo hemos hecho..

Héctor Villa dijo...

Carolina, si, estoy de acuerdo contigo . Yo diría que es el amor lo que permite valorar a otro ser sólo por el hecho de ser.
Por otra parte Beatrix, la complejidad no es tan mala, por algo somos los animalitos especiales de este planeta, para valorar la mágica complejidad del universo. Claro que enloquece, pero si estamos en la capacidad de valorar algo, es por que tenemos la fuerza para comprenderlo.
Abrazos a Todas.