Hace varios años la compañía de una amiga indeseada se ha vuelto recurrente. Fuimos amantes mucho tiempo, pero mis amantes nos distanciaron; después se interpuso entre ellas y yo, de tal forma que ella ganó. Ella me niega todo, me acompaña al confesorio y al bar; me roba las conquistas y me hace volver a casa a dormir. Sólo se aleja brevemente cuando estoy con mis amigos, pero luego vuelve a recordarme que no puedo huir y que estoy condenado a su presencia mientras viva en ausencia de alguien de mi especie. Me invento mundos para ignorarla, pero entre más grandes los mundos, más cercana a mi termina.