domingo, octubre 30, 2016

Zombificación (o sobre la dignidad y el valor)

Es un patrón que al parecer se repite en todas las creaciones: Iluvatar creó los elfos y Melkor  los deformó convirtiéndolos en orcos. La naturaleza creó las plantas enteógenas  y los farmacéuticos las privaron de su espiritualidad para convertirlas en drogas, El universo creó al hombre y el hombre creó los zombis.

Pero no es necesario que un rutual vudú cree un zombi, tampoco que aparezca un virus desconocido. La forma más fácil de convertirlos es promoviendo la desvalorización de las cosas, y eso se puede lograr de dos maneras:

La primera es privando al humano de todas las oportunidades, alejandolo de su tierra, quitandole la posibilidad de educarse y promoviendo un entorno familiar disfuncional. Ello facilitaría en ingreso a la drogadicción, la expulsión del núcleo familiar y la indigencia. Al final el único objetivo del humano sería conseguir dinero para drogarse, sin importar la forma, los bienes pierden su valor, por que solo son medios de cambio para obtener droga.

La segunda forma es convirtiendo al humano en un consumidor, promoviendo el consumo compulsivo de productos que nunca han sido tocados antes por manos humanas, de alimentos cultivados en granjas de químicos, de relaciones en las que sólo se comparten apariencias, y obligandolo a trabajar para satisfacer su necesidad consumista.

En ambos casos el humano se sumerge en una felicidad aparente y transitoria; convierte los medios en fines para finalmente renunciar a su dignidad, contaminando (aveces sin notarlo), la dignidad de su entorno.

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