viernes, agosto 15, 2008

Sobre los derechos (I)

El volumen excesivo de la música popular del vecino hace aún menos soportable el insomnio, así que lo voy a compartir en la vigilia de quien momentáneamente encalle en esta isla fabricada por cables, silicio, plástico y abstracciones y que aún así pareciera ser algo concreto. Mas no es de este lugar del que deseo hablar, o tal ves sí, pero no directamente.

La vida se debe al equilibrio, sin el nada es perdurable. El orden es en parte un desequilibrio, y el decidir humano es en gran parte colocar las cosas en un orden relativo para quien decide. Cuando el orden se centraliza demasiado, el desequilibrio es muy evidente y el caos inevitable; es así como los tiranos son destituidos por las gentes que controlan. Pero no fue hasta la revolución francesa cuando ese tipo de desequilibrio se desmoronó oficialmente y con la declaración de los derechos del hombre se reconoció políticamente la individualidad de los hombres, (Posteriormente la de la mujer, de los esclavos, del niño, y actualmente se trata de establecer los derechos de los animales).

Cuando un humano hace uso del poder, no hace otra cosa que ordenar sus prioridades, pero al leer la prensa matutina no es muy difícil notar cuan fácil es ejercer más poder del necesario; de ahí que exista la ética que no es otra cosa que la autoregulación del poder propio. Sin embargo en un mundo sin ejemplos, sin héroes ni ídolos nadie desea sacrificar el uso de su poder aunque en ocasiones camine alrededor de la delgada línea de lo que generalmente se puede considerar bueno o malo.

lunes, junio 30, 2008

Entre el ego y el cosmos

Percibo lágrimas secas en mi sórdida tristeza. Lágrimas por los que han muerto defendiendo ideales, por las luchas por la libertad y por la libertad agonizante para todo aquel que no pueda financiarla. Me pregunto si actuaríamos igual que los mártires de la justicia si estuviésemos en su lugar, o en cambio venderíamos nuestros principios por rescatar una vida sin valor. Desearía que en ese caso la rebeldía dejara de ser una elección para convertirse en una convicción, en una necesidad. Desearía que todos tuviéramos el valor de renunciar a todo si eso garantizara la justicia. Renunciar a todo, menos a la libertad, y al derecho a vivir dignamente y en armonía con el planeta.

Comparto mi ahogo con todos aquellos que en vano tratan de salir a flote del mar de la ignorancia que anula al individuo convirtiéndolo en un eslabón más de la cadena productiva. También comparto su creciente soledad; más siento pena por mi mismo, pues al mantenerme rodeado de gentes egoístas que sólo piensan en si mismos, me he contaminado un poco de egoísmo, olvidando que el amar y servir es lo único que me dará felicidad verdadera.

Con el tiempo comprendo más al mundo, pero menos me conmuevo. Lo que no sé a ciencia cierta es si lo que me insensibiliza es la reiteración de los mismos problemas, la impotencia ante la monstruosidad del sistema, o la insensibilidad de quienes me rodean. Esa insensibilidad se convierte en lágrimas secas en una tristeza que no alcanza a engendrarse.

lunes, junio 23, 2008

Sobre la voluntad y el poder

Ser humano significa más que solo ser; para ser consciente de la existencia es necesario ser consciente. Muchos niveles de abstracción ha de traspasar una vida para valer más que una vida, y entre más lejos la vista llegue, más innecesario es ver lejos, para sólo ver sólo la vista.

Cualquiera es capaz de las más terribles aberraciones, sólo necesita un poco de locura, un poco de ira, un poco de inconsciencia. La moral puede ser tan flexible como una hoja de papel.

Desear no requiere esfuerzo, lo contrario, es sostener una represa. Nadie ve mal alguno es satisfacer sus deseos, aunque su propia libertad cierre sus alas.

Es fácil ceder ante cualquier deseo, entre más medios se tienen más fácil es. Quien nada atesora es quien más potencial de voluntad atesora.

P.D. Pensamientos dispersos en una noche cansada de Lunes.

sábado, junio 07, 2008

Desarchivando y dejando atrás

Hace varias noches dedico mi tiempo a deshacerme de mi pasado. kilos de fotocopias, facturas, registros hoteleros, cartas sin enviar, boletos de museos, información de ferias, extractos bancarios y boletas de cine están listos para ser reciclados, y con ellos se va la memoria física de lo que he hecho y donde he estado los últimos quince años. He repasado muchas vivencias que quizá se esfumen de mis recuerdos, y algunas lecciones prácticas y obvias que sólo hasta ahora entiendo y que espero no olvidar debido al costo de aprenderlas:
  • Nunca firmar un contrato el mismo día que se recibe, y no firmarlo sin consultarlo con al menos una persona objetiva.
  • Nunca servir de fiador, si no se tienen los medios para responder por la deuda.
  • Sólo se presta algo cuando se está dispuesto a regalarlo y toda devolución es una ratificación mutua de respeto y aprecio.
  • Antes de comprar algo, verificar su precio en el mercado.
  • Se puede confiar en las buenas intenciones de quienes te quieren, pero aún las mejores intenciones pueden resultar perjudiciales.
Siempre he tratado de conservar aquellas cosas que me traen recuerdos agadables hasta que olvido la razón por las que las tengo, lo que no ocurre muy a menudo; así es como la última vez que hice limpieza de archivos encontré más recuerdos y menos números que ahora, y al momento de botarlos opté por inventariar las cosas que no deseaba tener pero que tampoco quería olvidar, anotándolas en un papel que me servía para recordarlas. Con el tiempo la intensidad de los recuerdos se ha desvanecido, haciendo que una carta o una idea tengan menos profundidad y valor que antes, o quizá mi es cabeza que ya está tan atiborrada de recuerdos y pensamientos que me he acostumbrado a no percibirlos. De cualquier forma, el deshacerme de los viejos archivos me produce un poco de nostalgia por un tiempo en el que no quería mas cosas que las que cupieran en mi morral, añorando caminar a cualquier lugar con mi casa a cuestas, y acampando donde me encontraran las estrellas. Quería ser un caracol.

sábado, marzo 29, 2008

Disciplina y pasión

"En el camino de la vida tienes dos opciones: La disciplina o la frustración". Tal era el mensaje impreso en la pequeña tira de papel que me entregó el enigmático hombre al finalizar el laberinto. Para recordar el mensaje pegué el papel en la parte superior del marco de una litografía querida y allí permaneció mientras el cuadro estuvo visible, pero ahora ha de estar refundido entre la bruma del tiempo y el heteróclito arrume de documentos por revisar. Aún así el mensaje me tocó; tanto como para recordarlo ahora, en un presente en el que soy nuevamente mecido por las cosas que me apasionan y que se disputan mi tiempo de vigilia.

Pero surge el dilema: Sin sacrificio no hay disciplina, y con sacrificio no hay pasión. No para mí. Y si mis pasiones son todas creativas, no he de sacrificar mis demás pasiones por una sola pasión. ¿Si la pasión está en recorrer el camino más que llegar a la meta, vale acaso más un solo logro de dedicación que muchos intentos de dispersión?. La frustración se encontraría entonces en recorrer un camino falto de pasión.



jueves, febrero 21, 2008

Sobre el temor y el valor

"No tengas Miedo". Fueron las últimas palabras que escuchó de de su padre el protagonista de Apocalypto, instantes antes de verle perecer a manos de su asesino, con una inmensa tranquilidad en el rostro, y con la esperanza que su hijo entendiera su mensaje; un mensaje tan universal y tan simple que parece innecesario en una sociedad en la que aparentemente todos tenemos asegurada la supervivencia.

Extraño es sin embargo, que a pesar de haber "garantizado" la seguridad de techo, alimento y protección de los depredadores, insistamos en generar nuevos temores, tan artificiales como irreales (como el temor a la falta de dinero, a la inseguridad, a la soledad, los celos, a la vejez, a la muerte, a ser abandonados, a ciertos animales, etc.), que no sólo nos llevan a sentirnos impotentes por situaciones que no podemos controlar, si no que además enceguecen nuestro presente, distrayéndonos de él.

Concuerdo con quien dijo que "Todo temor oculta un deseo", en el sentido en que quien teme desea en su corazón que su temor se cumpla, pues así ve justificada su angustia; además al dejar aflorar el miedo, éste se convierte en un sentimiento opuesto a la fe, en la negación de la esperanza; en un demonio escondido en el fondo de nuestro subconsciente que se alimenta de nuestros malos pensamientos y que se ensancha con cada nuevo temor aspirando a poseernos por completo algún día, a la vez que trata de infectar a quienes nos rodean. Sin embargo no siempre tiene la guerra ganada, pues en el corazón de los humanos existe el valor; ese valor que nos permite arriesgarnos y tener sueños, el valor que nos permite dejarlo todo y viajar al otro lado del mundo sabiendo que todo va a estar bien, arriesgar todos los ahorros en una nueva empresa, darle libertad a los seres que amamos; el valor que nos permite sonreír cada mañana y vivir cada día aún sabiendo que podría ser el último, ese tipo de valor es el opuesto al miedo, el más cercano al amor.

“Si tus problemas tienen solución, no te preocupes; si tus problemas no tienen solución, no te preocupes”