La verdad os hará libres, versa el evangelio según San Juan, y fue precisamente la verdad el tema de de un ensayo que escribí con gran premura la semana pasada, a solicitud del docente de una de las asignaturas de la maestría (a quien pueda interesar, el ensayo se puede obtener aquí, aunque aclaro que no le dediqué el tiempo que merecía). Durante el debate de los escritos en la clase, no dejó de causarme curiosidad el enfoque religioso que le dieron algunos compañeros, pues era una asignatura de trasfondo científico y obviamente se trataba de la verdad científica, lo que me dió pie a hacer unas cortas reflexiones sobre lo que significa para mí la verdad en el sentido general de la palabra.
Si lo único verdadero es nuestra consciencia, es una verdad subjetiva, no podemos demostrar la verdad de la consciencia de alguien más. Desconozco la obra de Descartes e ignoro como solucionó este dilema, pero por mi parte la solución fue descubierta en un lugar donde la razón no tiene sentido: en los abismos del espíritu. Sólo en el fondo de nuestro ser conocemos nuestro propósito real, pues todo aquello que vale la pena conocer ya lo sabemos, sólo debemos recordarlo. No hay libro, por sagrado que sea, mentor o sabio cuyo conocimiento tenga más validez que aquél que reposa en el corazón humano; Las religiones pueden guiarnos con sus lamparas, la ciencia puede medir las distancias, pero el camino es distinto para todos y ha de recorrerlo cada quien en soledad. Cuando la razón se haya acallado, la vida a través de las sensaciones comenzará a recitar cuanto es verdadero; entonces seremos libres.
Defiendo mi concepto de verdad como ausencia de incertidumbre, de manera que la incertidumbre es aquél velo que evita que veamos algo tal y como es, y ello suscita la reflexión sobre lo que conocemos con certeza real y absoluta, sobre lo que podemos llamar verdadero. Por ejemplo "sabemos" que 1+1=2, pero ¿cómo asegurar que siempre será cierto?, el edificio de la ciencia se ha construído sobre esa premisa, aunque es posible (pero poco probable) que las reglas del universo cambien y de repente la unidad deje de serlo, tambien es posible que alguien descubra un nuevo sistema matemático en el que las cantidades no representen lo mismo que en el nuestro (recordé un ejemplo típico de sinergia: 2+3>5). Con lo anterior quiero sugerir que todo cuanto conocemos no es del todo verdadero, es suceptible a cambios y por lo tanto no es absoluto, pero obviamos ese pequeño detalle para no añadir complicaciones innecesarias a la vida. Vemos la luna en el cielo y creemos que que gira la rededor de la tierra porque así nos lo han dicho (y es bastante coherente, por cierto), pero no lo podemos demostrar, a menos que sea con artificios matemáticos; aún así la luna puede seguir siendo una ilusión, el cielo también, las demás personas, nuestro cuerpo, todo cuanto vemos y sólo hay una sola cosa real y demostrable: nuestra propia consciencia de la existencia. Todo lo demás es tan sólo probable, no hay pruebas que garanticen su autenticidad, sin embargo queremos creer que todo lo externo a nuestro pensamiento es real, nuestra naturaleza nos incita a ello.
Si lo único verdadero es nuestra consciencia, es una verdad subjetiva, no podemos demostrar la verdad de la consciencia de alguien más. Desconozco la obra de Descartes e ignoro como solucionó este dilema, pero por mi parte la solución fue descubierta en un lugar donde la razón no tiene sentido: en los abismos del espíritu. Sólo en el fondo de nuestro ser conocemos nuestro propósito real, pues todo aquello que vale la pena conocer ya lo sabemos, sólo debemos recordarlo. No hay libro, por sagrado que sea, mentor o sabio cuyo conocimiento tenga más validez que aquél que reposa en el corazón humano; Las religiones pueden guiarnos con sus lamparas, la ciencia puede medir las distancias, pero el camino es distinto para todos y ha de recorrerlo cada quien en soledad. Cuando la razón se haya acallado, la vida a través de las sensaciones comenzará a recitar cuanto es verdadero; entonces seremos libres.
2 comentarios:
HAsta donde recuerdo.... fue Vladimir Nabokov el que dijo algo asi como:
"Verdad" es una palabra que siempre debería ir entre comillas.
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